Los conductores deberán esperar aún un año y medio para poder circular con normalidad por la ronda de Ponent. El proyecto que define las obras acaba de aprobarse de manera inicial, con lo que las previsiones más optimistas indican que los trabajos arrancarán a principios del próximo año y se espera que concluyan en 2018.
La junta de gobierno ha dado luz verde al proyecto ejecutivo para garantizar la estabilidad y la seguridad de los márgenes de la riera del Palau, después de que en diciembre de 2014 se restringiese a un solo carril la circulación por la ronda de Ponent por precaución ante la aparición de fisuras en el pavimento. El proyecto debe pasar aún por el periodo de licitación y posterior adjudicación. El teniente de alcalde de Territorio y Sostenibilidad, Marc Armengol, espera completar este proceso antes de que acabe el año. “Ojalá los plazos permitan iniciar las obras a principios de año. Antes del verano, seguro”, remarca. Teniendo en cuenta que el periodo de ejecución es de doce meses, la reforma de la ronda de Ponent no estará acabada hasta entrado el 2018.
La actuación persigue reforzar los taludes de la riera del Palau y colocar nuevos elementos de contención en la ronda que la conviertan en una vía más segura. Se aprovechará para mejorar aspectos de la urbanización como las aceras y recuperar los dos carriles de circulación. Las obras afectan a un tramo de unos dos kilómetros de ronda, entre la avenida del Abat Marcet y el puente de Renfe.
Los trabajos que se llevarán a cabo son fruto de un estudio encargado a finales de 2014 para analizar la seguridad de los márgenes de la riera. A pesar de que las fisuras halladas en el pavimento “no eran preocupantes”, explica Armengol, el Ayuntamiento decidió reducir a un carril la circulación hasta conocer el resultado del informe.
El estudio concluye que “no se observan fisuras que hagan pensar en un corrimiento de tierras inminente”, que los taludes se están degradando debido a la erosión y que “los sistemas de contención de vehículos son prácticamente inexistentes”. Ante esta situación, recomienda actuar “debido a la incertidumbre en el comportamiento de los taludes y a la precaria situación de los sistemas de contención”.
Hidrosiembra y guardarrailes
Para proteger los taludes de la erosión que provoca el agua de lluvia se colocarán una mallas vegetales con plantas trepadoras que garanticen un buen agarre. No será necesario disponerlas en todo el tramo afectado; sólo en aquellas zonas con escasa vegetación.
En cuanto a las obras que afectan a la seguridad de la vía, la principal medida es la colocación de unos pretiles metálicos (a modo de guardarrailes), que supondrán una mejora considerable respecto a los precarios sistemas de contención que tiene actualmente la ronda. Estos dispositivos requieren de unos buenos cimientos que garanticen su estabilidad, por lo que está previsto perforar la calzada en el margen de la riera para instalar un anclaje sobre el que se asentará la nueva calzada. En las zonas donde la vía es más estrecha, se requerirá de una cimentación más profunda, hasta encontrar suelo estable. Este sistema implica la construcción de un pequeño voladizo de hormigón en los márgenes de la riera sobre el que se fijará el vallado de seguridad y que, a su vez, hará de paraguas para proteger las paredes de la riera. La construcción de esa especie de alféizar permitirá ampliar las aceras de la ronda. Todas, asegura Armengol, pasarán a tener 1,80 metros de ancho. El concejal explica que está previsto realizar una actuación especial en el tramo entre las calles de Sant Ferran y Hernán Cortés. En este punto la acera apenas es de un metro debido al muro inclinado de hormigón que se levanta en el lateral derecho de la ronda. Para ampliar la acera y no tener que invadir la riera, se ha decidido recortar el muro por la parte inferior.
Además de todas estas actuaciones, se aprovecharán las obras para mejorar aspectos urbanísticos como la señalización, los pasos de peatones (que serán adaptados a invidentes) o los vados.
Los trabajos se llevarán a cabo por fases para interferir lo mínimo posible en la circulación. La envergadura de la obra es considerable. No en vano, recuerda Armengol, será la inversión más costosa de este mandato, exceptuando la construcción de un equipamiento cívico en La Maurina. La estabilización de los márgenes de la riera está presupuestada en 2,3 millones de euros. Para este año hay reservada una partida de 864 mil euros.