Ante la crisis de refugiados y la aparición en los medios de comunicación de varias imágenes de niños muertos, Òscar Camps, director de Pro-activa Serveis Aquàtics, una empresa dedicada a la seguridad acuática y al socorrismo, decidió trasladarse a Lesbos con algunos de sus compañeros de trabajo. Ante la falta de organización sobre el terreno, el equipo catalán decidió instalarse en la isla griega, creando la ONG Proactiva Open Arms. Allí trabajan en el rescate de los que intentan llegar a la Unión Europea (UE) a través del mar Egeo.
¿Porqué creó la ONG Proactiva Open Arms?
El drama que se estaba produciendo en el Mediterráneo, frente a las costas de Libia, ahora hace un año, me dio mucho que pensar. Empecé a escribir en Facebook y a quejarme pero en agosto empezaron a salir las imágenes de niños que morían en las costas griegas y no entendía porqué morían tan cerca de la costa y nadie los ayudaba. Nosotros, en Pro-activa Serveis Aquàtics, hacemos salvamento, la temporada estaba acabando y tenía dinero ahorrado. Reuní a una parte del equipo, les dije que quería ayudar y les pregunté si alguien quería acompañarme.
¿Y se fueron a Lesbos?
Sí, fuimos dos. Nos presentamos allí con unas aletas y un neopreno y al cabo de unas horas, ya estábamos en el agua sacando a sirios que se estaban hundiendo. Fue un no parar. Al cabo de una o dos semanas, nos dimos cuenta de que no podíamos seguir de aquella manera, debíamos organizarnos como ONG. Y así lo hicimos.
¿Qué situación encontraron allí?
Llegaban miles de sirios cada día en tan solo diecisiete kilómetros de costa. Era abrumador, increíble. En un día podían llegar cinco o seis mil personas, incluso ocho mil. Y todos mojados, con frío, con niños y gente mayor. Y allí solo había voluntarios, no había ninguna administración ni ninguna gran ONG. Los primeros meses fueron muy duros y complicados.
¿Cómo han ido creciendo como ONG?
Empezamos siendo tan solo dos. En seguida, pedimos refuerzos pero era muy caro. Teníamos que alquilar habitaciones, un coche, comprar los billetes de avión… y solo teníamos quince mil euros. Al cabo de tres semanas decidimos abrir una página de micromecenazgo porque las pequeñas ONG que estaban en Lesbos nos decían que no podíamos irnos. Entonces, nos entrevistaron en algunos medios de comunicación internacionales y empezamos a tener repercusión. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, nos llamó para felicitarnos. Salimos aún más en la prensa y empezamos a recibir donaciones.
¿A qué destinan este dinero?
A la acción. Hay material que nos han dado los guardacostas americanos y la armada noruega. Una de las embarcaciones la ha financiado una fundación catalana, otra la hemos comprado con donaciones y la mitad de la tercera la han financiado unos estudiantes de Navarra. El resto de dinero que nos va llegando lo usamos para pagar los gastos de funcionamiento de las embarcaciones, que gastan mucha gasolina y es muy cara, además de nuestra estancia y los billetes de avión. Cada catorce días tenemos que cambiar el equipo porque hasta ahora ha sido muy duro psicológicamente.
¿Con qué trabas se han encontrado?
Cuando quisimos ir allí, pedimos permiso a todos y nadie nos contestó. Nos pusimos a disposición de la Embajada española, de la griega, del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Frontex. Nadie nos contestó y decidimos ir por nuestra cuenta. Hemos encontrado todas las trabas que puedes encontrar cuando vas a otro país a hacer ayuda sin permiso. Pero trabajando sin parar, van conociéndote, asumiéndote y pasas a ser una parte más del dispositivo.
¿Cómo es el día a día en Lesbos?
No hay un día patrón, va en función de la climatología, del estado del mar, de las incidencias políticas, del contexto que haya en Turquía con los guardacostas… Lo normal es que entre las tres de la madrugada y las ocho o las nueve de la mañana lleguen algunas embarcaciones en cualquier punto de la costa, en el amparo de la noche, porque así pueden escapar de la vigilancia de los guardacostas, de Frontex y de la OTAN. En condiciones normales, cuando cruzan la línea imaginaria que hace frontera entre los dos países, nosotros ya estamos allí y los escoltamos hasta tierra, hasta que están seguros. Las incidencias pasan a tres o cuatro millas de la costa y no se da cuenta nadie. Por la mañana dejamos un equipo en stand by por si hubiera alguna incidencia, intentamos descansar un poco y comemos cuando podemos porque tenemos que preparar el material.
¿Como se organizan?
Somos catorce personas. Hay una embarcación en el norte de la isla y otra en el sur. En cada una van cinco personas (un médico, un intérprete, dos patrones y el capitán) y luego hay un equipo de tierra. Tras el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, las llegadas han disminuido mucho. El flujo de refugiados está moviéndose hacia el norte de África. Están saliendo de Libia y Túnez hasta el sur de Italia. Nosotros estamos intentando preparar una embarcación grande para ir a aguas internacionales e intentar que no se ahoguen. No dejaremos Lesbos pero ampliaremos nuestra acción en el Mediterráneo central. Y para esto necesitamos más voluntarios, más dinero y más apoyo. En Lesbos, hemos reducido a un equipo y aprovechamos para repasar las embarcaciones y hacer tareas de mantenimiento porque con el buen tiempo se prevé que vuelvan a llegar muchos.
¿Cuántas embarcaciones pueden llegar en un día?
Algún día han llegado más de cien embarcaciones con cincuenta o sesenta personas en cada una. El 80% de los refugiados que han entrado a Grecia, lo han hecho por Lesbos. Han entrado 800 mil personas por allí. Nosotros hemos recibido a más de 140 mil y hemos rescatado a la deriva a más de once mil. Hemos hecho mucho trabajo en los más de siete meses que llevamos allí.
¿En qué condiciones llegan?
Durante el invierno han llegado con mucha hipotermia, deshidratados, mal alimentados… Las condiciones son deplorables. Los salvavidas que llevan no sirven para nada, son falsos. Las embarcaciones son muy precarias, sin ninguna seguridad. Están hechas con flotadores encolados con un material que no es náutico y el suelo es un trozo de madera puesto de cualquier manera. A lo mejor están preparadas para 25 personas y ponen a más de 50. El riesgo de que no lleguen es muy elevado. La mayoría no saben nadar. Los engañan bajo amenazas y coacciones. Son mafias.
¿Es la única opción que tienen?
No hay ninguna más. Les han cerrado la vía por tierra y esta gente está desesperada. ¿Qué harías tú si tuvieras un hijo? ¿Te quedarías en una dictadura que no es segura? ¿Te quedarías en Turquía, donde se van de vacaciones los de Estado Islámico y la policía dispara en la frontera a los sirios que intentan entrar? Es una situación muy incómoda e insegura estar en Turquía pero vienen de una persecución, sobre todo los hombres. Deberían estar combatiendo en un frente u otro y como no lo hacen están perseguidos por ambos. Tienen que huir. Allí no hay nada. Si tuvieras un hijo no querrías que se quedara entre piedras, sin futuro, sin escuelas ni nada. Buscarías un lugar donde tu hijo pudiera estudiar y desarrollarse como persona y te irías a Europa.
¿Cuáles son sus prioridades en un rescate?
Niños y madres porque son los más vulnerables. Últimamente más del 50% eran mujeres y niños.
¿Una vez los rescatan, qué pasa con esta gente?
Hasta ahora tenían que ir a un centro a solicitar asilo. Desde el acuerdo entre la UE y Turquía, los detienen y los encierran en campos de detención, que son los mismos que antes se usaban como campos de refugiados. Los encierran allí y luego los deportan.
¿En qué condiciones están en estos campos?
Sin comida, sin camas. No se preservan los derechos humanos. Hay niños encerrados de cualquier manera, que es totalmente impensable. Es una vergüenza. El papa fue a denunciarlo pero lo maquillaron y limpiaron todo. El papa no vio la realidad.
¿Qué opina de la gestión de la crisis de refugiados por parte de la Unión Europea?
La UE ha generado un vacío de forma premeditada, sin dar ayuda, salvamento y rescate a todos lo que lo necesitan y sin velar por los derechos humanos. Y lo hace de una forma totalmente interesada. No es un abandono de las funciones, sino que es intencionado porque cuando les ha interesado poner recursos los han puesto. Cuando han decidido deportarlos, han puesto muchos policías y muchos barcos para hacerlo. ¿Por qué no los ponían para asegurar la zona cuando se morían y se ahogaban?
¿Por qué cree que la UE está actuando de esta forma?
Por racismo. La derecha europea engaña a todo el pueblo con el tema del terrorismo, de la amenaza y del miedo. Las políticas que se están llevando a cabo no son para solucionar esta crisis sino para proteger los países de la entrada de los refugiados. Ni siquiera han acogido a los que se comprometieron a acoger. Los 28 se han puesto de acuerdo para no atender esta situación. Por el contrario, Canadá se ha llevado a 26 mil refugiados, ahora se lleva a 50 mil más y se ha comprometido a acoger a 200 mil a lo largo de 2016.
¿Qué debería hacer Europa?
Respetar los derechos humanos, cumplir con los compromisos, desmontar este acuerdo ilegal y garantizar vías de acceso seguras.
¿Ve una solución a corto o a largo plazo?
Con estas guerras interesadas y energéticas, no. Lo primero que se debe hacer es frenar la guerra pero estas guerras son interesadas, todos están vendiendo armas, es un negocio, se ha creado una industria alrededor del refugiado y muchos países se están beneficiando. El problema social que tendremos en este siglo serán los desequilibrios tanto económicos como de paz entre unos y otros países y eso provocará mucha migración hacia lugares seguros. Creo que este será el mal endémico del siglo. En África, las minorías han estado siempre perseguidas y estas rivalidades étnicas se están produciendo ahora en Occidente.
¿Cómo ha cambiado su mentalidad desde que creó la ONG?
Mi incredulidad política ha aumentado, si más no a nivel europeo. Hemos tenido que llegar a la desobediencia para poder hacer lo que estamos haciendo. Los políticos últimamente no nos representan. La sociedad debería actuar, el pueblo debe empezar a moverse con iniciativas propias y a pedir a los políticos que hagan lo queremos que hagan. Si la mayoría del pueblo no estamos de acuerdo con lo que están haciendo, debemos movilizarnos, protestar y exigir a los políticos que cambien de actitud.
¿Con todo lo que está viendo en Lesbos y la inacción de la UE, le cuesta no desesperarse?
No porque es muy útil lo que hacemos y reconforta mucho tanto emocionalmente como profesionalmente. La acción es directa, salvamos vidas.
¿Qué le diría a la gente que piensa que es muy poca cosa y que no puede hacer nada frente a esta crisis de refugiados?
Nosotros también somos muy poca cosa. No sabes lo que eres capaz de hacer hasta que no te levantas. Nosotros pensábamos que sería muy difícil y ha sido muy fácil. Entiendo que ir al mar es complicado pero ir a ayudar a Idomeni, lo ha podido hacer mucha gente. Cualquier persona puede hacerlo. Y si no puedes ir allí, puedes apoyar a los que sí están allí, ayudando a nivel económico o social, apoyándolos en las redes sociales. Se pueden hacer muchas cosas y lo que se debe hacer, sobre todo, es votar. Cuando toque, todos debemos votar, lo que queramos, pero debemos votar. No podemos no votar y luego quejarnos porque estas decisiones las toman los políticos que han escogido los que han votado. Si todos votamos, la situación cambiará.