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Treinta días para evitar nuevas elecciones

Pasado un mes exacto desde la investidura fallida del socialista Pedro Sánchez del pasado 2 de febrero, y con treinta días por delante para elegir presidente o habrá que convocar elecciones, los partidos mantienen casi intactos sus vetos cruzados, aunque en los últimos días parece abrirse una luz para el acuerdo.
El paso atrás del líder de Podemos, Pablo Iglesias, renunciando a ser el vicepresidente de un hipotético Gobierno con el PSOE, una exigencia que le había granjeado no pocas críticas, ha despejado algo el camino, pese a que siguen sin salir las cuentas.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que mantiene la plena vigencia de su acuerdo con Ciudadanos porque es “una persona de palabra”, apuesta por un pacto “a tres” con Podemos, algo que en principio no están dispuestos a aceptar ni Pablo Iglesias ni el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
Una gobierno de tres estaría descartado, pero existen fórmulas que permitirían la investidura de Sánchez, como una hipotética abstención de última hora de Podemos o de los nacionalistas.
De hecho, a comienzos de la semana que viene se iniciarán los contactos a tres bandas aunque en un segundo nivel, sin los líderes de los respectivos partidos, aunque no se descarta que pueda incorporarse el propio Sánchez si hace falta para desbloquear la negociación.
Pese a ello, Ciudadanos ya ha dejado bien claro que no habrá un reunión conjunta de Rivera con Sánchez e Iglesias para no terminar siendo un comparsa de la “campaña de sesiones fotográficas” que se ha organizado el líder de Podemos ante el desplome en los sondeos.
Es más, el partido de Albert Rivera comienza a fijar ya la mirada en unas próximas elecciones, ante su negativa a apoyar cualquier gobierno en el que esté integrado Podemos.
Rivera se da un plazo de dos semanas para aclarar si hay un nuevo ejecutivo o se convocan elecciones, lo que depende, a su juicio, de que el PP o Podemos “descongelen” la situación.
Su fórmula es un gobierno PSOE-Ciudadanos con una agenda reformista que pueda tender puentes y recibir apoyos puntuales del PP en temas económicos y de Podemos en los asuntos sociales y de regeneración democrática.
Pese a ello, Rivera se muestra bastante más prudente que Sánchez en su idea de que se acerca un gobierno de cambio y se aleja la hipótesis de las nuevas elecciones.
“Entre susto y muerte, preferimos elecciones”, resumía la situación un dirigente del partido esta semana.
La actitud “agresiva y brusca” de Ciudadanos también le ha generado críticas en Podemos, que ha emplazado a Rivera a que “por responsabilidad de Estado” no convierta su acuerdo con los socialistas “en una cárcel para el PSOE”.
El PP, entretanto, asegura no tirar la toalla y dice que Mariano Rajoy intentará trabajar hasta el último minuto para conseguir un ejecutivo “estable, de sentido común y constitucional” junto a PSOE y Ciudadanos y que evite el peligro de los ‘populismos’.
Dirigentes del PP como Javier Arenas han alertado a Albert Rivera de que puede acabar siendo “el gran engañado” del “teatro” que está protagonizando Pedro Sánchez, quien podría acabar cambiando “de pareja” y apoyarse en Podemos para llegar a La Moncloa.
Una idea que ha repetido también estos días otros dirigentes del PP mientras que la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, ha insistido en que el Ejecutivo mantiene su mano tendida a Sánchez pese a su “cerrazón” a un pacto con el PP.
“No sé cuánto hay de negociación y cuánto de rodaje televisivo en este asunto. No entro. Pero nos gusta llevar estas cosas con seriedad”, aseguraba ayer tras el Consejo de Ministros.
Así las cosas restan exactamente treinta días para evitar unos nuevos comicios que, en realidad, son bastantes menos, por culpa de los plazos legales y parlamentarios necesarios para poner en marcha la elección del presidente del Gobierno.
El 2 de mayo expira el plazo para elegir presidente o se convocarán automáticamente elecciones generales, pero antes de esa fecha, hay que dar tiempo para que el Rey pueda hacer una nueva propuesta y para que el Congreso pueda celebrar dos sesiones de investidura.
Desde el PSOE se ponen de plazo hasta el fin de semana del 23 y 24 de abril para intentar cerrar un acuerdo que permita activar una segunda investidura de Pedro Sánchez. Plazo que confirman también fuentes parlamentarias para cualquier otro candidato.
De llegarse a un acuerdo en esos días, la siguiente semana Felipe VI debería proponer al presidente del Congreso el nombre del candidato para que inmediatamente Patxi López convocara el pleno de investidura.
Esa sesión debería comenzar como muy tarde el 29 de abril para que pudiera producirse la primera votación -en la que el candidato necesita la mayoría absoluta de la Cámara- al día siguiente, el sábado 30 de abril.
Sólo así podría convocarse la segunda votación -en la que ya sólo requiere mayoría simple- 48 horas después de la primera, esto es el 2 de mayo, festivo en Madrid y agotando prácticamente el plazo legal para elegir presidente.
Si nadie consiguiera otra vez la mayoría suficiente para ser investido, se disolverán las Cortes de la XI legislatura y se convocarán automáticamente elecciones para el 26 de junio, 54 días después del día de la convocatoria tal y como marca la ley.
Unas elecciones que quizá tampoco despejen la incertidumbre política ni aseguren la gobernabilidad del país.

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