Kenny Barron es de aquellos músicos que hacen fácil lo difícil. Sólo hay que ver su cuidada caligrafía (mirando la setlist escrita a mano por el propio pianista) como para hacernos intuir que es de aquellos que aplica pulcritud, seguridad y coherencia a todas las facetas de su vida, y más aún en la artística. Como resultado, consigue una gran autoridad a la hora de reproducir todo su talento, transmitiendo a la vez una gran elegancia y presencia escénica.
Al frente del mismo trío con el que ha grabado su último disco, desgranó algunas de las piezas de ese trabajo -"Book of Intuition"-, un compendio de composiciones en las que aflora la serenidad de las baladas, el inevitable swing, los ritmos latin y los ecos del bebop, siempre con fraseo certero y con la autoridad del maestro.
Además de piezas tan características de su último trabajo, como "Shuffle Boil", de Thelonious Monk (con la que abrió su actuación), "Magic Dance" (con la que despidió el primer set) o "Cook’s Bay" (ya en la segunda parte), el músico interpretó otras piezas (fueran o no del disco) que dejaron profunda huella en la audiencia. Entre éstas, destacaron "Night Fall", de Charlie Haden, una pieza preciosa (para bailar "agarrados") que confesó que le gustaba especialmente tocar junto a su trío; y "Bebop", de Dizzy Gillepie (al lado de quien se dio a conocer, durante la década de los sesenta.)
Otro de los momentos más intensos de la actuación fue cuando el trío interpretó el clásico "Blue Moon", de Rodgers & Hart, un canto a la belleza que el trío reprodujo sin renunciar a su particular estilo.
El concierto pasó de los momentos más introspectivos a los más movidos, representados por las piezas de inspiración latina.
Muy aplaudidos fueron los aplicados solos de batería de Jonhatan Blake, durante los que sus compañeros guardaron respetuoso silencio, para dejar vía libre a toda la vitalidad que es capaz de expresar este reputado percusionista, considerado como "el último modernista."
Kenny Barron logró, como era de esperar, reunir a numeroso público, ansioso de comprobar en directo el excelente estado de forma en el que se encuentra este pianista de 72 años. Su visita atrajo no sólo al público autóctono, sino también a espectadores llegados de lugares algo más remotos. Un ejemplo fue la visita de un estadounidense, residente en Francia, que una vez finalizado el concierto se dirigió a la organización para recibir la "newsletter" informativa; señal de que está interesado en regresar.
Al final de su actuación, Kenny Barron se avino a firmar discos y a fotografiarse con su público en la parada instalada en la Nova Jazz Cava por la tienda de discos Jazz y Más, de Madrid.
FICHA TÉCNICA
Kenny Barron (piano), Kiyoshi Kitagawa (contrabajo) y Johnathan Blake (batería.) Viernes, 11 de marzo. Nova Jazz Cava.