Al frente de la Escola Montserrat, con 200 alumnos, hay un equipo de dieciocho maestros liderado por Núria Marín que ejerce de directora. Marín explica en este entrevista porqué se decantaron por la aplicación de las comunidades de aprendizaje -motivo que les ha merecido situarse entre las 50 escuelas más innovadoras del mundo- y valora sus resultados. También reflexiona acerca de los centros con alumnado inmigrante y de clases desfavorecidas.
¿Cómo han recibido estar en este “top ten” de centros innovadores de todo el mundo según el estudio de Alfredo Hernando publicado por Telefónica?
Es un reconocimiento a quince años de trabajo del método de comunidades de aprendizaje de la Universitat de Barcelona.
¿Cuándo se incorporó a la Escola Montserrat? ¿Cuál era la situación que había entonces?
Me incorporé como maestra en septiembre de 1987. Recuerdo que la situación era la de una escuela de barrio que acogía la población del entorno. Sobre todo del barrio de Montserrat, Torressana, Ca N’ Anglada y Xúquer, y unos niños y niñas que vivían en las viviendas del antiguo Ministerio de Obras Públicas, el MOPU. El alumnado era de padres y madres de todo el Estado , sobre todo de Andalucía
¿Cuándo comenzó a cambiar el perfil de alumnado?
Hacia el año 1998, la escuela ya empezó a recibir alumnado inmigrante de clase desfavorecida, fruto también de la nueva oleada de extranjeros que acogía Catalunya, ciudades como Terrassa y que se asentaba en barrios periféricos como el los grupos de Montserrat.
¿Por qué pusieron en marcha el proyecto comunidad de aprendizaje con la Universitat de Barcelona (UB)?
Porque el claustro de maestros estaba implementando las prácticas educativas que nos decían en los diferentes cursos de formación que realizábamos para mejorar la situación académica de nuestros alumnos y los resultados no eran los deseados. Nuestro alumnado se enfrentaba con graves dificultades en su incorporación a la etapa de la secundaria obligatoria, la ESO.
¿En qué consiste este sistema pedagógico que ahora sido reconocido públicamente como innovador?
La esencia está en compartir la educación con toda la comunidad a través de diferentes acciones que implican a alumnos, maestros, familias y voluntarios y entidades del barrio. Y estas acciones educativas están consideradas de éxito y avaladas por la comunidad científica internacional. Son acciones como los grupos interactivos en competencias básicas, las tertulias literarias, la formación de las familias, las actividades de refuerzo en el aprendizaje, el uso del diálogo y la mediación para prevenir y resolver conflictos… Estas son las centrales.
Pero el espíritu de la comunidad de aprendizaje va más allá. Es también una educación en valores
Hay una definición que me gusta utilizar. Es la siguiente: una comunidad de aprendizaje es un proyecto de transformación social y cultural de un centro educativo y de su entorno. El objetivo es conseguir una sociedad de la información para todas las personas, basada en el aprendizaje dialógico y mediante una educación participativa de la comunidad que se concreta en todos sus espacios incluida el aula.
¿Cuál es su valoración?
Muy positiva y con resultados en éxito académico y mejora de la convivencia. Aquí teníamos un 17 por ciento de alumnos que superaban la competencia de comprensión lectora. Ahora hay un 85 por ciento. Y el nivel de conflicto se ha reducido porque si hay un problema en seguida hay una mesa de diálogo con todos los implicados.
Su escuela acoge alumnos de familias humildes , fundamentalmente de Marruecos y también de etnia gitana. ¿Qué opina cuando se dice que el fracaso se vincula a estudiantes de familias de clase baja y de entorno desfavorecidos?
Nosotros estamos demostrando que no es así. Nosotros podemos constatar que cuando se aplican actuaciones de éxito de forma adecuada, los resultados aumentan y también mejora la convivencia. Aquí podemos hablar con experiencia porque este proyecto cumple quince años y hay estadísticas.
Los protagonistas de este proyecto son los niños pero también sus padres. La escuela promueve mucha formación a la carta para las familias y les pide colaboración. ¿Alguna vez piensa que el colegio cubre necesidades que corresponden a la Administración?
La Administración tiene sus funciones. Nosotros lo que hacemos es escuchar a los participantes en las reuniones y cuando expresan demandas, por ejemplo, de tipo formativas lo abordamos en la comisión mixta de formación de familiares para que la misma valore la posibilidad de si la iniciativa puede salir adelante. Por ejemplo, ahora estamos haciendo un curso con un grupo de padres que quieren obtener la nacionalidad. Empezamos con un educador propio y ahora lo hacemos con un educador que nos ha facilitado el Ayuntamiento a través del programa de entorno educativo.
Su proyecto pide implicación de todo el claustro. ¿En este camino recorrido ha encontrado reticencias?
En todos estos años de proyecto ha habido maestros muy motivados y maestros que lo han estado menos. Pero esto ocurre en todos los centros educativos y en todos los proyectos. Nuestro modelo requiere de mucha implicación y estoy orgullosa cuando los maestros involucrados dicen que les proporciona mucha satisfacción a nivel profesional y personal.
¿Ha pensado en tirar la toalla?
No. Me gusta trabajar de maestra en una escuela que es una comunidad de aprendizaje, donde todos compartimos el objetivo de trabajar por la mejor educación de los niños y a la vez transformar la sociedad para que sea mejor.
¿Aconseja probar este modelo?
Quiero dejar claro que las comunidades de aprendizaje no son exclusivamente para escuelas con alumnos de otras culturas y de familias con dificultades. Hay comunidades de aprendizaje en entornos muy diversos.