La investidura del nuevo presidente del gobierno se está convirtiendo en un teatrillo que más parece un episodio de carácter puramente preelectoral que un intento creíble de constituir un nuevo Gobierno. Los números no salen de ninguna manera y tanto PSOE como Ciudadanos han roto amarras tanto por la izquierda como por la derecha. Ahora, ante la más que evidente imposibilidad de formar Gobierno, se trata de establecer las bases que definirán los discursos electorales.
Las especulaciones son muchas y todos los partidos están fabricando argumentos para justificarse y lanzarse a la cabeza mutuamente durante una eventual campaña electoral. Cada uno juega sus cartas, pero lo que resulta más sorprendente es la inacción del presidente en funciones Mariano Rajoy. Su credibilidad pierde enteros incluso dentro de su propio partido y su imagen se está debilitando a marchas forzadas, no sólo por la por su desaparición del escenario, evidenciando una falta de liderazgo que preocupa en sus filas. Pero es que además ha coincidido el estallido de nuevos y graves casos de corrupción que han vuelto a hacer mella en la imagen del Partido Popular. El ministro del interior, en una nueva y escasamente afortunada declaración, como otras que ha hecho últimamente, apuntaba a un contubernio judicial para hundir al partido popular, preguntándose por qué ahora. Quizás debería preguntarse por qué no antes. En todo caso, todo apunta a que habrá nuevas elecciones y tanto Pedro Sánchez como Albert Ribera intentan recuperar el terreno perdido después de unas elecciones el 20 de diciembre con unos resultado mucho peores de los que habían previsto.
Posición común
Los partidos terrassenses están buscando un posicionamiento común con respecto al IV Cinturó que intentarán presentar en el pleno de marzo. La cuestión es de gran valor simbólico por cuanto si se fabrica un lugar de encuentro será la primera vez que los partidos terrassenses consensúen una declaración para que acaben las obras de la polémica vía. Habrá que ver cómo se desarrolla la negociación porque en algunos casos contravendrán consignas históricas o de correligionarios de otras poblaciones, por lo que con toda probabilidad se evitará hablar de la prolongación hasta Granollers.