Esta semana se ha reunido la denominada Declaració Cap a la Segona Reindustrialització del Vallès Occidental. Se trata de un foro constituido por ayuntamientos (más de una veintena), universidades, patronales, sindicatos cámaras de comercio e instituciones que pretende impulsar una nueva era industrial en el Vallès Occidental. Esta iniciativa, que partió en su momento de los sindicatos UGT y CC.OO., se presentó el 30 de abril de 2014 en la instalaciones de la Universitat Autònoma de Barcelona, es decir, hace ya dos años.
El año pasado, el 23 de abril, se organizó en la sede terrassense de la Universitat Politècnica de Catalunya una solemne presentación de las conclusiones de los cinco grupos de trabajo que se crearon y que proponían la adopción de un total de cuarenta medidas que permitirían abrir el camino hacia la segunda reindustrialización del Vallès Occidental. Se hablaba de la creación de fondos económicos para la ayuda a la creación de empresas; la creación de una agencia de la energía en el Vallès, el fomento de la FP Dual, la mejora de polígonos, la simplificación de la relación de las empresas con la administración y así hasta cuarenta propuestas. Es innegable la buena voluntad de los participantes, pero mucho parece que este foro está corriendo la misma suerte que otros de corte similar. En Terrassa tenemos iniciativas locales como el pacto por el empleo, que sufre de las mismas carencias porque se trata de proyectos que necesitan de mucho más que la buena voluntad para conseguir sus objetivos o intentar acercarse a ellos. Sin recursos y sin competencias difícilmente pueden alcanzarse metas tan ambiciosas.
El trabajo llevado a cabo el año pasado por las comisiones de trabajo que se crearon en torno a la Declaració Cap a la Segona Reindustralització del Vallès Occidental fue riguroso, pero difícil de llevar a cabo y mucho menos si los impulsores de la iniciativa no vuelven a acordarse de ella hasta prácticamente un año después de su última y solemne convocatoria, cuando no sólo el Vallès Occidental sigue en una situación similar a la que provocó su impulso, sino que ve seriamente comprometido su tejido industrial. La crisis de Delphy en Sant Cugat ha puesto en guardia a agentes políticos y sociales, pero el problema sigue siendo el mismo que el año pasado y que el anterior: sin recursos, sin la complicidad de las administraciones supramunicipales es imposible.