El colegio terrassense Montserrat ha sido incluido en un estudio en el que se integran los 50 proyectos educativos más innovadores del mundo. Se trata de un trabajo elaborado por el investigador Alfredo Hernando para Fundación Telefónica. Hay otras iniciativas que hacen a la Escola Montserrat especialmente atractiva desde un punto de vista pedagógico, pero esencialmente se trata de una capacidad extraordinaria de adaptación a las necesidades educativas y sociales de la escuela entendida como un elemento más de la comunidad en el que la participación de las familias es esencial. Precisamente en la edición del sábado, este diario publicaba un reportaje sobre una experiencia llevada a cabo en el centro y referida a clases destinadas a los padres que pretenden obtener la nacionalidad española, para lo que deben superar un examen de conocimientos generales sobre cultura y sociedad españolas. Es un ejemplo ilustrativo de la labora que se lleva a cabo la Escola Montserrat, pero hay más como los cursos de alfabetización, de castellano y catalán, de costura, los talleres de lectura o los de hacer deberes. Es un centro entre barrios con un perfil social y étnico complejo por comparación. La gran mayoría de sus estudiantes son extranjeros o de familias de procedencia extranjera, porque son muchos los que ya han nacido aquí. La mayoría son de origen familiar marroquí, pero también hay una importante presencia de la comunidad gitana terrassense, históricamente establecida en la zona. El nivel de implicación y compromiso del profesorado y el grado de complicidad alcanzado con el resto de la comunidad educativa es probablemente el gran secreto y el gran activo del colegio Montserrat.
Su directora, Núria Marín destaca que en el centro, la diversidad no se ha visto nunca como un problema y en ello radica probablemente la fuerza de su proyecto, puesto que se retroalimenta y se enriquece con su peculiar idiosincrasia. Los resultados de la forma de enseñar, en la que también participa la Universitat de Barcelona, son un hecho. Se ha reducido drásticamente el fracaso escolar, se ha imbricado la escuela como elemento imprescindible de los barrios de su ámbito, convirtiéndose en una herramienta básica, por supuesto de formación, pero también de integración y convivencia.
La Escola Montserrat demuestra día a día que los recursos son necesarios en la escuela, pero también el compromiso y la imaginación para dar asimismo una lección de vida.