Cada año por estas fechas el circo llega a nuestra ciudad, para ocupar la zona que Parc Vallès tiene reservada para este tipo de acontecimientos. En tiempos de pantallas, de una cultura del ocio y del entretenimiento que ofrece un gran abanico de posibilidades, el circo lucha por hacerse un sitio en base a la cultura del esfuerzo, de la superación, de la creatividad y de la imaginación.
Mucho de eso trajo el Circo Italiano en su visita de cuatro días a nuestra ciudad. No es fácil mantener la atención sobre unas artes milenarias, por lo que los circos de hoy en día apuestan por equilibrar el respeto a la tradición y la incorporación de nuevos elementos, para evitar que pudiera darse una sensación de "déjà vu" entre el público.
En su espectáculo "Bellissimo", el Circo Italiano incorpora ya desde el primer minuto esos elementos con los que quiere marcar la diferencia. Las imágenes construidas sobre la arena por el payaso Paute (alias del artista procedente de Argentona Pau Sarraute) son ya la primera gran baza del espectáculo. Paute construye con una facilidad insólita el edificio de la Masia Freixa, un gruiño a Terrassa con el que se da la bienvenida al público de la ciudad.
Luego sigue una sucesión de hermosas imágenes de "mapping", con las que el circo apuesta por "posicionarse en un escenario del siglo XXI" y con las que además logra encandilar al público.
Las imágenes proyectadas son una constante a lo largo del espectáculo, especialmente gracias al protagonismo de una gran pantalla circular, en la que se informa del nombre de los artistas en escena.
Apenas ninguna disciplina "reina" se deja en el tintero en este espectáculo; las acrobacias de Vasallo Sisters o los Fratelli Marton, el trapecio de Claudia Rossi, las boleadoras de los Gauchos, la magia de grandes aparatos, el humor especialmente ideado para el público adulto de Paute & Capitano, el trabajo inseguro sobre la cinta de equilibrios (en la función del viernes el artista cayó y titubeó más de una vez), el trabajo también incierto de los equilibrios con objetos encima de la bicicleta acrobática….
Ritmo y asombro
El guion se siguió buscando el ritmo y el asombro de grandes y pequeños, y estos se dejaron también sorprender por propuestas menos frecuentes como la de Laser Man o por la historia contada con el montaje "El circo y sus sombras", todo un homenaje al carácter familiar de los clanes circenses, a las tristezas y los riesgos de la profesión.
Después de dos horas, con decenas de artistas trabajando en pos de un espectáculo redondo, se cumplió aquello del "y aún hay más" con el espectáculo de "El hombre bala", ya fuera de la carpa. Hacía un frío intenso y la noche era cerrada, pero nadie quiso perderse el experimento de un hombre bala lanzado sobre una red situada a varios metros.
El Circo Italiano sella así un espectáculo que logra convencer, divertir y entretener a un público variado, y con el que seguirán su periplo en los próximos meses, inicialmente por tierras catalanas.