Terrassa

Uno de los detenidos tras el doble asesinato ingresa en prisión

El juez que instruye el sumario sobre el doble crimen perpetrado el lunes en Roc Blanc envió ayer a prisión a uno de los tres detenidos. Los otros dos quedaron en libertad. Tres días después del doble crimen, el jueves por la tarde, los mossos transportaron hasta el Palacio de Justicia a los tres arrestados por su presunta implicación en el tiroteo, pero los arrestados no declararon entonces. Durmieron en los calabozos del edificio judicial de la Rambleta del Pare Alegre, y no pasaron ante el juez hasta ayer, a media mañana. Los interrogatorios duraron horas. Los indicios apuntaban a que los tres, georgianos todos, como las víctimas, estaban implicados en el asesinato a tiros de dos compatriotas en un piso de la calle de Nàpols, en el barrio de Roc Blanc. Anoche, sólo uno ingresó en la cárcel, pero no ha trascendido su grado de supuesta participación en el crimen. Esta es una cronología de los hechos.

Antecedentes. En la vivienda, un primer piso en el número 6 de la calle de Nàpols, vivía una pareja georgiana con su hija, de unos 7 años. La mujer y la niña pasaban las navidades en Georgia. Según fuentes policiales, el piso fue inspeccionado poco antes del verano pasado en una redada efectuada por el Cuerpo Nacional de Policía.

El día de autos. El lunes por la tarde, una vecina del bloque, compuesto por local en los bajos y dos plantas superiores, llamó a su hermano, desesperada, presa del pánico. Había escuchado estruendo en el edificio, algo como gritos despavoridos entreverados con disparos, y luego, había visto a tres individuos corriendo por patios interiores. El hermano de la testigo llamó a la policía. Los Mossos d’Esquadra recibieron el aviso a las 5.57 de la tarde. Los primeros agentes que llegaron derribaron la puerta del primer piso. Nada más penetrar en el domicilio vieron dos cadáveres en medio de charcos de sangre. Uno de los asesinados tenía 31 años. El otro, 46. La callè de Nàpols, de apenas cien metros de longitud, fue tomada por efectivos policiales.

Primeras pesquisas. La policía científica se puso a escudriñar la vivienda mientras decenas de agentes se apostaban en las inmediaciones del edificio. Los tres huidos fueron localizados. Según contaron fuentes próximas al caso, regresaron a la calle de Nàpols poco después del tiroteo. Los mossos los trasladaron a la comisaría de Can Tusell para tomarles declaración.

Y primeras versiones. Componer el rompecabezas del crimen se presentaba una tarea ímproba. Las primeras informaciones sugerían que cinco hombres se encontraban en la vivienda, comiendo, cuando un sexto sujeto llamó al timbre. Alguien le abrió, subió las escaleras, entró y descerrajó varios disparos en lo que semejaba un ajuste de cuentas. Las dos víctimas fueron abatidas y los otros tres hombres saltaron por una ventana hacia un patio interior, que está situado a un desnivel de unos dos metros y da a un descampado con matojos y zarzas. Los mossos montaron un vasto operativo para atrapar al pistolero. Hubo controles a la salida de la ciudad. Horas después trascendió otra posible versión de lo ocurrido. Según ese desarrollo de acontecimientos, en el domicilio no había cinco hombres, sino seis, y uno de ellos sacó el arma de fuego durante una discusión y empezó a disparar. De los otros cinco, dos fueron abatidos y tres escaparon. Uno de los fallecidos presentaba balazos en la cabeza. Otro, en otras partes del cuerpo, a tenor de lo indicado por fuentes cercanas a las pesquisas.

Las pruebas. El Àrea d’Investigació Criminal de la regió Metropolitana Nord de los Mossos d’Esquadra se encargó de las indagaciones. Además de los vestigios hallados en la casa, como las vainas del arma corta usada en el tiroteo, las declaraciones de los tres supervivientes se antojaban cruciales para esclarecer el doble crimen. El trío de georgianos fue separado en la comisaría. Uno en una sala, otro en otra, otro en una tercera.

De testigos a detenidos. En la madrugada del martes, poco después de que los dos cadáveres fuesen llevados al tanatorio de Collserola para el examen forense, los tres supervivientes vieron cómo su condición pasaba de testigos a detenidos en pocas horas. Los mossos los arrestaron por su "presunta implicación" en el tiroteo al apreciar contradicciones en sus declaraciones y teniendo en cuenta otras cuestiones que generaban suspicacias, según fuentes próximas a la investigación. El Àrea d’Investigació Criminal seguía amasando pruebas. Faltaban los resultados de la de la parafina, para detectar la presencia de pólvora en las manos de los detenidos.

El plazo. En el vecindario la calma se iba asentando tras el estupor. Los mossos habían tratado de tranquilizar a los residentes en la calle de Nàpols: lo más probable era que el pistolero hubiese actuado de manera premeditada precisamente en aquel piso, que no había sido escogido al azar. Nada debían temer. Los detenidos seguían en dependencias policiales. El plazo para que la policía los pasase a disposición del juzgado de instrucción número 2 de Terrassa, de guardia cuando fueron cometidos los asesinatos, expiraba el viernes de madrugada. Y todo apuntaba a que los mossos agotarían ese plazo, pues faltaban unas cuantas incógnitas por despejar.

Traslado. Los Mossos d’Esquadra sacaron a los sospechosos de la comisaría a las seis de la tarde del jueves. Un furgón policial los condujo al Palacio de Justicia de la Rambleta del Pare Alegre. El vehículo entró en el aparcamiento, situado en la parte trasera del edificio, orientada a la riera del Palau, mientras otros coches del cuerpo autonómico patrullaban la zona. Al parecer, los arrestados pasaron la noche en los calabozos de dependencias judiciales y no empezaron a desfilar ante el magistrado hasta las diez de la mañana de ayer.

La espera. Los interrogatorios duraron horas. Anoche, poco antes de las nueve, se conoció la resolución del juez: dos de los detenidos quedaban en libertad; el tercero ingresaba en prisión preventiva. No se ha informado del grado de participación presunta en lo ocurrido.

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