Es una modalidad sofisticada de los “carpeteros”, los delincuentes especializados en sustraer lo que sea, sobre todo teléfonos móviles, colocando una carpeta entre el objeto codiciado y la trayectoria de mirada de la víctima. Es el “scalping”, término con el que la policía denomina al método utilizado por ladrones que abordan a usuarios de cajeros y les limpian la cuenta cuando están realizando una transacción. Llaman su atención, los despistan y aprovechan que ya han marcado el código “pin” para sacar la pasta. Los Mossos d’Esquadra han pillado a dos tipos por un caso perpetrado en Terrassa. Robaron mil euros a una mujer de 71 años.
Uno ha sido detenido. El otro, de momento, denunciado, a la espera de su detención, pues está en paradero desconocido. No sería de extrañar que haya escapado a su país de origen. Los dos individuos son rumanos, y vecinos de Badalona. El arrestado pasó a disposición judicial y está en libertad provisional, con cargos. Tiene 21 años y su historial es reflejo de sus andanzas: cuenta con once antecedentes por delitos contra el patrimonio.
El enésimo delito lo cometió junto a su compinche el miércoles 28 de octubre pasado en Terrassa. En el Centre, en la calle de La Rutlla. El dúo de malhechores vigilaba las inmediaciones de una entidad bancaria en busca de una víctima potencial. Estos tipos actúan con suma cautela, con disimulo extremo, para no infundir sospechas. Luego, localizado el objetivo, van a por él en picado, y despliegan su treta delictiva, su sarta de palabras y preguntas distractoras.
Vigilada
El 28 de octubre encontraron a su víctima, una mujer de 71 años. La vieron acercarse al banco y entrar, y empezar una operación, ajena a cuatro ojos que la vigilaban, ni demasiado cerca ni demasiado lejos. Se aproximaron a ella. Eran dos jóvenes corteses, educados. Le hicieron unas preguntas, por favor, podría usted Algunos piden información sobre una dirección, pero las opciones de anzuelo para el engaño son variopintas. Otra artimaña consiste en pedir firmas para asociaciones benéficas, y para ello usan la carpeta de marras.
Con el número de “pin” marcado por la víctima en el teclado del cajero, la operación delictiva se desboca. Pasado ese obstáculo de seguridad, un delincuente tapa la visión de la víctima de forma disimulada, sin que el afectado se dé cuenta. Casi siempre obstruyen la mirada con una carpeta. El compinche, mientras tanto, se acerca al cajero y marca la cantidad de dinero a extraer.
Esa estratagema, más o menos, fue la ejecutada por los ladrones en la calle de La Rutlla. Marcaron mil euros, y mil euros se llevaron.
Los engañadores se despiden. Adiós señora, gracias. Si todo ha ido bien para sus intereses, se deshacen en parabienes y desaparecen. La tarjeta permanece en su sitio. Parece que nada ha pasado.
Los Mossos d’Esquadra supieron del delito. La unidad de investigación del Àrea Bàsica Policial (ABP) de Terrassa inició las investigaciones. Los agentes revisaron archivos, hablaron con la víctima, buscaron imágenes de los ladrones en grabaciones de sistemas de seguridad del Centre. Semanas después consiguieron identificar a los sospechosos. Uno de ellos, un joven de 21 años, fue detenido el 24 de noviembre como presunto autor de un delito de hurto, pero a los pocos días estaba de nuevo en la calle. El otro ha sido denunciado.