Con la primera impresión basta para intuir su potencial como jugadora. Laura Johnson (1,82 de altura) es natural de Cedar Falls, una pequeña ciudad de Iowa, al norte de los Estados Unidos. Estudió en la Universidad de Sioux Falls y se licenció en psicología y biología antes de lanzarse a la aventura. Ella no quería el típico y famoso año sabático del que disfrutan en las películas los universitarios "yankees" al finalizar sus estudios. Su pasión es el básquet y su meta era practicarlo en un equipo europeo. Tras ponerse en contacto con un entrenador de Mataró, éste le ofreció la posibilidad de jugar en el equipo sénior de la Joventut Esportiva Terrassa, y Laura, a sus 23 años, no se lo pensó.
Admite lo duro que están siendo sus primeros meses lejos de casa. "Echo de menos a mi familia, a los amigos y el estilo de vida americano", comenta con nostalgia. Para ella, el ritmo de aquí es mucho más relajado, más lento, que en EEUU, "aunque la gente es más atenta y hospitalaria y esto hace que me sienta muy bien acogida por la sociedad catalana. Todo el mundo se presta a ayudarme y esto es de agradecer. Sin embargo, tengo que confesar que me molesta en cierta forma, ya que todos hacen el esfuerzo de hablarme en inglés y yo lo que quiero es aprender español".
La barrera idiomática es una de las principales dificultades a las que se enfrenta a diario. Laura confiesa que lo pasa mal durante las charlas de su entrenador, en los partidos y los entrenamientos. "Puedo entender lo que dice durante los dos primeros minutos, pero siempre acabo perdiendo el hilo de las indicaciones, y es horrible. Por suerte, siempre hay alguna compañera que me acaba traduciendo los puntos más importantes de las tácticas", explica Laura. La jugadora norteamericana añade que "lógicamente, no entender el idioma supone una dificultad añadida que acaba repercutiendo en el juego".
Un inicio estelar
Su primera actuación fue memorable, acabando el encuentro con una anotación de 34 puntos. En el estreno liguero, la JET perdía por diez puntos de diferencia al final del tercer cuarto (42-32) pero, en el último periodo, Laura irrumpió con cinco triples y lideró la remontada en el marcador: 53-58 y victoria de las egarenses en la cancha del Cerdanyola. La alero estadounidense cuenta que después del partido se dirigió al entrenador y le dijo: "no esperes que cada partido acabe anotando 73 puntos", admitiendo entre sonrisas su estado de gracia.
Fue el primer partido de una temporada que arrancó con el contratiempo de la dimisión del entrenador Josep Alemany a escasos días de iniciar la Liga. El director deportivo de la JET, Jordi Justribó, tomó el relevo en el banquillo. "Me quedé desconcertada. Yo vine a este equipo porqué me había convencido el proyecto de su entrenador y, justo antes de empezar, renunció al cargo. Por suerte, Jordi solucionó el problema inmediatamente y estoy muy contenta de su manera de dirigirnos".
La JET compite en Copa Catalunya y se halla a mitad de la tabla del grupo 2. Con un balance de 3 victorias y 4 derrotas, el equipo egarense ocupa la sexta posición. "Podemos hacerlo mucho mejor", esgrime Laura Johnson. "Somos un equipo que ha sufrido muchas variaciones respecto a las temporadas anteriores. Estamos progresando y cada día estamos mejor conjuntadas. La clave es que cada jugadora sepa adoptar su rol".
En este aspecto, la jugadora americana lamenta no poder ejercer el papel de líder al que estaba acostumbrada en su país. Necesita adaptarse para sentir que puede coger más galones en el equipo y, para ello, la comunicación es fundamental. Laura estudió español en el instituto y actualmente está buscando una academia para inscribirse. También practica el idioma en la casa donde reside. Pese a que su intención inicial era irse a vivir en un piso por su cuenta, al final aceptó la propuesta del vicepresidente de la JET, Xavi Comas. Laura vive en Can Gonteres con la familia Comas y, a modo de "au pair", hace de profesora de inglés particular a las dos hijas de Xavi y Anna.
También da clases de inglés en una escuela de idiomas de Terrassa y, a parte, hace de entrenadora del equipo pre-mini "B" de la JET. Su agenda suele estar bastante ocupada. Cuando no está entrenando o en el gimnasio, le gusta visitar sitios nuevos y reconoce ser una enamorada de Barcelona.
Contrastes
El contraste de cualquier comparación lo resume en un mismo concepto que define a la perfección su actual situación: "cultural shock". Laura no puede evitar tomar de referencia a su país natal cuando analiza los elementos de su nuevo hábitat. Los edificios aquí son mucho más bajos y las ciudades menos modernas. Las carreteras no son tan anchas y, cuando conduce, le da la sensación que se va a caer por algún margen. La comida es buena pero echa de menos -como no podía ser de otra forma- las hamburguesas y la mantequilla de cacahuete. Probablemente, el frío invernal del Estado de Iowa sea de lo poco que no añora.
Cualquiera que la haya visto jugar en el pabellón de Can Jofresa coincidirá que Laura destaca por encima del resto de jugadoras por su fortaleza física. "En Estados Unidos se trabaja mucho más la parte atlética. Puede que las jugadoras de aquí no sean tan fuertes, pero juegan de una forma mucho más inteligente". Laura Johnson es una líder en fase de adaptación. A pesar de las dificultades, se siente muy a gusto en nuestra ciudad y entre sus planes de futuro no descarta seguir varios años aquí. Quiere crecer y su motivación es la de acabar jugando en una categoría de mayor nivel y demostrar todo su potencial de cara a canasta.