Terrassa

Joan Parés: “El cannabis es neuroprotector y muchos médicos no lo saben”

Científicos israelíes descubrieron en la década de los noventa la existencia del sistema endocannabinoide. Esto es, que las células humanas, y de todos los animales, “producen compuestos similares al THC (el principio activo más importante de la marihuana)”. Este descubrimiento “ha revolucionado el mundo científico, y el mapa mental de lo que sabemos sobre el cannabis, y ha abierto las puertas a su uso terapéutico”, afirmó Joan Parés, en la conferencia sobre el tema, del que es especialista, que impartió el martes en Amics de les Arts.

Las investigaciones de las últimas décadas han ido cambiando la percepción sobre el cannabis, y evidencian que su prohibición fue un terrible error histórico. El creciente interés por la planta y sus propiedades lo demuestra el hecho de que la conferencia de Parés, organizada por la Associació Vallparadis Cannabis Club de la ciudad, llenó la sala Joaquim Vancells de un público intergeneracional, muy atento y interesado. Joan Parés es un médico de 67 años, jubilado, que colabora como voluntario con la Federació d’Associacions Cannàbiques de Catalunya (CatFac), en el equipo terapéutico que visita (por diez euros) a personas interesadas en “hacer uso del cannabis como remedio natural para sus patologías”.En cuatro años, han atendido a 432 personas, muchas afectadas de dolor crónico, pero también de anorexia, náuseas, problemas neuromusculares, acúfenos, enfermedades auto inmunes (“filosóficamente muy interesantes”) y otras.

Del cuerpo y de la planta
Los cannabinoides los produce el cuerpo humano (para el buen funcionamiento de los sistemas digestivo, el inmunitario y nervioso) y la planta del cannabis y también pueden ser sintéticos. “Los tres tienen efectos sobre las neuronas, son neuroprotectores”. Las personas pueden tener patologías que su sistema endocannábico no es capaz de compensar, y por eso “necesitan cannabinoides externos, como los diabéticos necesitan insulina”.

El sistema endocannábico es un descubrimiento reciente, y Parés lamentó que muchos médicos “lo desconocen. Para estudiarlo, hay que apuntarse a un curso de postgrado”. Y, además, topa con la prohibición del cannabis. Por eso Parés, si tras la consulta ve “una patología susceptible de mejorar” con el cannabis, recomienda el contacto con los clubs y el uso del vaporizador, y extiende un certificado médico “para evitar que el paciente tenga problemas con la justicia”.

La marihuana, por supuesto, también tiene contraindicaciones. No debe recurrir a ella quién padezca, entre otros problemas, “patologías como el vértigo, o enfermedades de corazón de tipo arrítmico y psíquicas con brotes psicóticos, que puede favorecer (destapa el problema, no lo provoca)”.

Actualmente se investiga las aplicaciones del cannabis en el cáncer y enfermedades degenerativas, y con indicios muy positivos. “El CBD, un componente no psicoactivo del cannabis, es extraordinariamente bueno, más que ningún otro medicamente, para los niños que sufren epilepsia.” Las células cancerosas son inmortales, van creciendo, “y en experimentos con ratones el THC les ha hecho recuperar su capacidad de ‘suicidio'”.

Parés tiene un concepto humanista de la medicina, y no se muerde la lengua a la hora de opinar sobre temas polémicos. “Uno de los principios de la medicina es que no hay substancias tóxicas, sino dosis. Las políticas prohibicionistas sobre drogas han fracasado. La CatFac tiene el objetivo que cualquier usuario pueda acceder al cannabis de manera segura y fiable.”

“La mayoría de personas tienen un modelo de salud que a menudo obedece a criterios dictados por los grandes laboratorios farmacéuticos,Y dan pastillas a los niños para que estén más ‘controlados’.”

“Una experiencia maravillosa”
La salud también es, en opinión de Parés, “cuidarse las vivencias, conocerse. La religión se ha dedicado a prostituir la vivencia espiritual. El mejor libro de brotes psicóticos en la Biblia, porque todos los profetas los tuvieron”. A psicólogos y psiquiatras aconseja la lectura de Stanislaf Grof, investigador que distingue entre los brotes psicóticos y los episodios de emergencia espiritual.

Acabó hablando de Albert Hoffmann, el descubridor del LSD, fallecido a los 102 años, y de Eleusis, la ciudad griega donde durante dos mil años se realizaron rituales en los que se consumía una substancia parecida, el kykeon. “La gente viajaba a Eleusis para tener, una vez en la vida, una experiencia mística, de saber que existe una trascendencia. Una experiencia que resulta dificil de explicar. Hay que vivirla, y es maravillosa”.

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