Seguramente no podemos afirmar que Terrassa es una ciudad especialmente afectada por la contaminación fuera de aquellos días muy concretos en los que la climatología contribuye a aumentar las partículas en suspensión; la “boina” que en ocasiones cubre Barcelona, aunque muy visible cuando se produce desde, por ejemplo, el mirador de Can Candi, en raras ocasiones se reproduce en esta zona del Vallès. Pero sí podemos hablar, no obstante, de áreas de la ciudad en las que la incidencia de la contaminación es muy superior a la media a causa, sin ninguna duda, del tráfico rodado. Hablamos de calles como Sant Antoni, Mas Adei, Arquímedes, Galileo o carretera de Montcada. Esta última, al ser más amplia retiene en menor medida los humos de los vehículos, pero no cabe duda de que es una calle muy presionada por el tráfico.
La reivindicación histórica de los vecinos de la calle de Mas Adei y de Sant Antoni, por las que pasan unos doscientos autobuses diarios, verán finalmente atendidas sus reivindicaciones como consecuencia del nuevo plan de movilidad. No ha trascendido todavía cuál será el dibujo de la movilidad de la ciudad con este nuevo documento, pero se sabe que los autobuses, como en Barcelona, tendrán recorridos concéntricos circulares u octogonales, como dicen los técnicos, que servirán para rodear la ciudad y recorridos transversales que se cruzarán con los “octógonos” para conectar lineas y llegar hasta el centro. Los centros de salud y el centro urbano son los elementos indispensables que condicionan en Terrassa la movilidad del transporte público. La llegada del metro, por otra parte, hace que se adecue el servicio de autobús a la nueva realidad.
El contento de unos, no obstante, puede convertirse en el desencanto de otros. Habrá que ver cómo la reestructuración de las lineas de autobús afectarán a otras calles de la ciudad. En todo caso, dentro de este nuevo plan se debería incluir la renovación de la flota que ya apuntó el concejal Marc Armengol hace pocos días para introducir autobuses híbridos que contribuyan a hacer más sostenible y limpio el transporte colectivo de la ciudad. Volvo, el proveedor habitual de los autobuses terrassenses, ha decidido fabricar únicamente autobuses de este tipo, que mezclan la tracción a través del combustible tradicional con la alimentación eléctrica. A la larga, todos los autobuses deberán ser de ese tipo.