Por primera vez en casi 20 años el alcohol supera la cocaína como sustancia principal de consumo entre las personas adultas en tratamiento en Catalunya. En los últimos años, las demandas por alcoholismo no han parado de crecer hasta llegar a un cuarenta por ciento de los usuarios en 2014, una cifra que hace cinco años era del veintiséis por ciento. Así lo ha hecho público Projecte Home Catalunya en un informe publicado con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, que se celebra cada 26 de junio.
En Terrassa esta cifra es del treinta por ciento, lo que también sitúa el alcohol como la sustancia más consumida entre los pacientes atendidos en la Associació Alba. No obstante, según la responsable del centro de día Esther Pérez, el alcohol en la ciudad “siempre ha sido la droga más consumida, no hay mucha diferencia con los últimos años” como sí pasa en el conjunto del territorio catalán.
En un período de cinco años su consumo ha aumentado un treinta por ciento, hecho que se debe principalmente, según el perfil de los usuarios que demandan el tratamiento, a “la perdida de su trabajo, que les deja más depresivos, con más tiempo libre y principalmente son personas que recaen, que ya habían sido adictas”, explica Esther López.
Y es que el alcohol continúa siendo la sustancia más aceptada y permitida socialmente, además de la más accesible y económica. En tiempos de crisis aumenta el consumo de las drogas legales porque lógicamente son mas baratas que las ilegales. También hay que tener en cuenta que la percepción del riesgo que supone abusar del alcohol en la sociedad en general es muy baja. Por todo ello desde Alba hace un tiempo han empezado ha adaptar los talleres y también a los profesionales para poder atender lo mejor posible a los jóvenes adictos y a sus familias.
El consumo de alcohol se suele iniciar en la adolescencia, ya que va muy ligado, tal y como afirma la también trabajadora social Eshter Pérez, a “ambientes recreativos y de ocio”. Pero las personas con esta adicción tardan una media de 19 años en iniciar el tratamiento -según Projecte Home- lo que comporta un mayor deterioramiento físico y psicológico además de un alto grado de exclusión social. A parte de todo esto, la mayor parte de los usuarios con adicción al alcohol mantienen un consumo asociado a otras drogas.
Cannabis y cocaína
En la Associació Alba han visto como la media de edad de inicio a las drogas es de 13 años. Los chicos suelen empezar con alcohol, porque les es más accesible, y muchos de ellos pasan rápidamente al cannabis. De hecho, un 85% de los casos que tratan en la organización están relacionados con esta sustancia de un modo u otro.
Según Projecte Home, entre los adolescentes y jóvenes atendidos de 13 a 23 años (82 por ciento chicos, 18 por ciento chicas) el cannabis sigue siendo la sustancia principal de consumo en un 73 por ciento de los casos. Un porcentaje que se mantiene elevado y que evidencia la prevalencia del cannabis, marihuana y hachís consumido por vía fumada como la más problemática entre la población joven. La intervención empleada en estos casos tiene un enfoque más preventivo que en los adultos y se trabaja para fortalecer el papel educativo de los padres.
No obstante, pese a que el cannabis siga siendo la droga principal entre los jóvenes, es la cocaína la que motiva más demandas por parte de los usuarios. “seguramente es porque es la peor aceptada socialmente e ilegal”, afirma Eshter Pérez, de Alba. “Aunque hay que tener en cuenta que esta sustancia sea la que motiva el tratamiento la mayor parte también consume alcohol. Desde 2004 hay más usuarios adictos al alcohol que a la cocaína”, revela Pérez.
Perfiles
Hay tres tipos de perfiles concretos en tratamiento en la asociación. El primero son jóvenes (13-24 años) solteros, estudiantes, sin trabajo que viven con sus padres y que cuentan con apoyo familiar. El segundo se trata de hombres de mediana edad, entre 35 y 44 años, con pareja y/o hijos, con estudios primarios, en paro y que dependen de una ayuda económica externa. Y finalmente hay un tercer grupo formado por hombres de entre 55 y 65 años (y va en aumento) divorciado, con hijos, que no tiene trabajo y que tiene la adicción cronificada, con la consiguiente afectación física y psicológica que esto comporta.
“Estamos viendo que cada vez hay más personas a las que se les cronifica la adicción. Está aumentando el tercer perfil cosa que es realmente preocupante”, alerta Eshter.