Terrassa

PSC y CiU sellan un pacto de estabilidad que no garantiza la mayoría absoluta

El PSC y CiU firmaron ayer en Terrassa el pacto de gobierno que ambas formaciones llevan gestando desde las elecciones municipales y que supone la incorporación al ejecutivo local de los tres concejales nacionalistas. El alcalde Jordi Ballart, el portavoz de CiU, Miquel Sàmper y el del PSC, Alfredo Vega, rubricaron ayer el acuerdo ante las cámaras, apelando a la necesidad de estabilidad política en un pleno fragmentado.

La sociovergencia ya es una realidad en Terrassa, donde la alianza entre ambas formaciones introduce cambios en el organigrama municipal. El alcalde Jordi Ballart delega las competencias que había asumido personalmente en materia de Desarrollo Económico, Industria y Ocupación en el líder de CiU Miquel Sàmper, que pasa a ser el segundo teniente de alcalde del nuevo ejecutivo.
El número dos de CiU, Dani Nart, es ya el nuevo concejal de deportes. El entrenador del primer equipo masculino de waterpolo del CNT sustituye a Alfredo Vega al frente de las políticas deportivas de la ciudad, mientras que Meritxell Lluis toma el relevo de la socialista Lluïsa Melgares en el área de Ciudadanía y Calidad Democrática (participación ciudadana).

La incorporación de CiU al gobierno municipal comporta la creación de una nueva concejalía, la de Capacidades Diversas y Accesibilidad. El área se ocupará de las políticas relacionadas con los colectivos discapacitados y al frente de ella se situará también Meritxell Lluís, que pasa a ser la concejal del Distrito I.

Un pacto “social”
Socialistas y nacionalistas invirtieron ayer buena parte de su comparecencia ante los medios en justificar el acuerdo de gobierno, que firman dos formaciones rivales durante décadas. “Hemos sido alternativa de gobierno”, recordó Ballart, que agradeció el “gesto de madurez democrática” a sus socios por poner “por delante los intereses de la ciudad”.

El PSC ganó las municipales y cuenta con 9 concejales en un pleno de 27, una “mayoría clara”, reivindica Ballart, pero insuficiente. Con el pacto de gobierno, el partido quiere poner fin a los “riesgos de inestabilidad que acabarían repercutiendo en los servicios y afectando a la ciudadanía”, dijo el alcalde. Con la sociovergencia, el nuevo ejecutivo suma 12 concejales y se queda a dos de la mayoría absoluta.

Sàmper también se mostró ayer satisfecho con el pacto porque “más allá de las diferencias políticas, Terrassa necesita unión”. El portavoz de CiU quiso dejar claro que la incorporación de su partido al ejecutivo local “no supondrá un giro hacia políticas neoliberales. Que nadie piense que CiU empujará al PSC a la derecha. Ha pactado con un partido social”, de manera que “el Ayuntamiento seguirá siendo progresista y pensando en la ciudadanía”.

A la vuelta de vacaciones, los socios redactarán un plan de actuación municipal para el mandato 2015-2019, una hoja de ruta que plasmará sobre las políticas municipales los principios del acuerdo de gobierno.

El documento fusiona los dos programas electorales y compromete al nuevo ejecutivo a garantizar los dispositivos de emergencia social, movilizar el parque de viviendas vacías, aumentar la bolsa de pisos de alquiler social y agilizar la declaración de Terrassa como ciudad libre de desahucios. El pacto incluye la creación de una oficina de derechos civiles y no discriminación, el impulso de un programa para la promoción de polígonos industriales y apela a la transparencia a través de “un Ayuntamiento con las paredes de cristal”.

Al nuevo ejecutivo también le corresponderá modificar el Reglamento Orgánico Municipal, revisar el POUM y decidir un nuevo modelo de gestión del agua.

Pacto antinatura
Socialistas i CiU han pactado coincidencias y discrepancias. Conscientes de que mantienen posturas distintas, por ejemplo, en el debate soberanista, los concejales de ambas formaciones tendrán libertad de voto en los temas no municipales. En el día a día, para evitar asintonías, los socios han acordado consensuar la política comunicativa de la acción del gobierno y las comparecencias públicas.

Según explicaron ayer, la sociovergencia ha sido un proceso “de cocción lenta”, un “pacto antinatura”, en palabras de Alfredo Vega, que ha llevado buena parte del paso de las negociaciones. “Tenemos diferencias ideológicas, un Consistorio fragmentado pero mayoritariamente de izquierdas y CiU ha sido siempre el gran adversario. El pacto puede sorprender a algunos -reconoce- porque ni por ideología ni por tradición se puede explicar”.

El portavoz socialista recordó ayer que la primera opción fue un pacto de izquierdas, pero se nos cerró la puerta. Querían arrebatarnos la alcaldía y desvirtuar el resultado electoral, que daba una clara victoria al PSC”, dijo en clara alusión a la alternativa de TeC y ERC.

Tras las municipales, los tres concejales de CiU tenían en sus manos la llave de la gobernabilidad y han acabado decantándose por el PSC. La abstención de los nacionalistas en el pleno de investidura, que posibilitó la proclamación de Jordi Ballart como alcalde, fue el primer paso decisivo hacia la sociovergencia. Un mes más tarde, el pasado 23 de julio, el PSC cumplía su parte del trato votando la adhesión de Terrassa a la Associació de Municipis per la Independència (AMI).

Ayer Miquel Sàmper explicó que el sí de Terrassa a la AMI no ha condicionado el acuerdo, pero sí ha sido crucial “para que el pacto se haya firmado antes de vacaciones. De lo contrario, hubiéramos tenido que esperar a octubre, después del 27-S”. Ni socialistas ni convergentes estaban dispuestos a escenificar un acuerdo en plena disputa electoral, admiten.

En rueda de prensa, Vega afirmó ayer que la nueva mayoría sociovergente “es insuficiente porque no es absoluta, pero da fortaleza para abordar los problemas. Este no es un pacto de comodidad política -puntualizó-, por eso continuaremos abiertos al resto de grupos”.

El acuerdo cuenta con el apoyo de las asambleas. La militancia socialista votó el pacto en un 90 % y la convergente lo hizo casi por unanimidad: “una abstención y ningún voto en contra”, explicó Sàmper.

A pesar de ello, tanto Ballart como el portavoz de CiU están convencidos de que “será necesario hacer pedagogía”, con las bases de los partidos y con la ciudadanía. “Tenemos que hacer un esfuerzo para explicar el pacto. Lo haremos y lo verán en el día a día”.
En septiembre los socios redactarán un plan de actuación municipal para el periodo 2015-2019, la hoja de ruta del mandato

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