Opinió

Riqueza

Por primera vez en muchos años, quizás desde la instauración de la democracia, el pleno municipal es realmente el foro de debate político ciudadano en el que se cruzan opiniones, doctrinas, estrategias y tacticismos, en el que las votaciones son de final incierto y en el que los grupos están obligados a presentarse con los deberes bien hechos. No hay iniciativas gratuitas, todo tiene un porqué, todo tiene un sentido, la oposición no va a vivir instalada en la frustración constante que provoca una mayoría amplia en el equipo de gobierno. Y lo más importante es que, aunque se materialice el pacto que debe estar a punto de formularse, el gobierno seguirá en minoría y los plenos mantendrán la riqueza que la fragmentación ha traído a la vida política terrassense.

Por el momento, el pleno del pasado jueves ha situado a Terrassa en la primera linea del proceso soberanista al resultar favorable la votación de la incorporación de la ciudad a la AMI, hecho de incuestionable carga simbólica (curiosa la postura de Terrassa en Comú) y la moción que obliga al Ayuntamiento a pagar los impuestos a través de la Agència Tributària Catalana, que más allá de la carga simbólica tiene una trascendencia práctica importante. Habrá que ver cómo supera el equipo de gobierno las dificultades de tipo legal y de plazos que advirtió en el pleno y en los que se escudó para votar negativamente. Las líneas rojas que exigió Convergència Democràtica ya están marcadas.

Pero la efervescencia del pleno, que no sólo se circunscribió al debate político, sino que generó un gran interés entre el público, tuvo momentos intensos que generan cierta expectación. El duelo dialéctico entre Miquel Sàmper (CDC) y Gabriel Turmo, escenificado en esta ocasión en torno a la Ley Mordaza, auguran especial interés. Como serán interesantes las propuestas de la CUP y la defensa que de ella hará Maria Sirvent, que pese a ser la única representante de su formación en el pleno, no se resigna a ser mera comparsa. Especialmente interesante, además de la cuestión del cobro de los impuestos, fue el debate sobre el GIE, el polémico grupo de la policía municipal que tanto rechazo genera entre la izquierda alternativa. El debate sobre el GIE permitió avanzar una revisión del modelo policial terrassense.

TeC arrancó la obligatoriedad de publicitar pormenorizadamente la agenda del alcalde. La actividad del primer edil no debe tener ningún secrto, como tampoco la del resto de concejales. La transparencia debe ser total para todos.

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