Esta tarde el Gobierno municipal que encabeza Jordi Ballart vivirá su segundo pleno tras el de investidura. Se prometen emociones fuertes, muy fuertes. Lo cierto es que pocos segundos después de conocerse los resultados de las últimas elecciones municipales el panorama monocorde de las sesiones plenarias de la ciudad cambiaron de golpe por la aritmética electoral que provocó una tremenda fragmentación y un panorama apasionante desde el punto de vista político. Ballart aseguró durante la campaña y posteriormente su voluntad de cambio, de introducir nuevas formas y sobre todo de alcanzar acuerdos. No dudó en optar por la fórmula inicial de gobernar en minoría a la espera del cantado pacto con Convergència i Unió, o con Convergència, después de que Mas y Durán i Lleida decidieran romper su matrimonio idílico.
Ese cambio de estilo ha durado poco, o eso mismo denuncia Terrassa en Comú. La segunda formación con más votos en la ciudad se ha mostrado contundente con respecto al funcionamiento de las comisiones informativas. Durante los últimos días se han constituido las ocho comisiones que deben permitir avanzar en la gestión municipal en diferentes áreas. La oposición ya forzó la creación de dos comisiones nuevas: Transparencia y la de Sociedades. Estos foros, especialmente tras la actual fisonomía municipal, son espacios en los que avanzar en el día a día del Ayuntamiento. Para Terrassa en Comú el comienzo ha sido nefasto y hay que valorar en su justa medida la denuncia de la principal formación de la oposición.
Las quejas se centran en la actitud por parte de los representantes del equipo de Gobierno. “Ha sido de una lógica continuista y de resistencia a un cambio probablemente inevitable”, denuncia Terrassa en Comú. Esta formación va más allá en sus explicaciones y acusa a los presidentes de comisiones con “experiencia” de falta de predisposición a compartir información y “una elevada irritación y menosprecio ante solicitudes y propuestas aportadas”. El fantasma de las viejas formas está latente. Hasta el momento sólo se ha producido la constitución y primera reunión de estas ocho comisiones informativas, pero las quejas no se han hecho esperar. Hay que desear que esta situación sólo sea fruto de la falta de rodaje ante el nuevo panorama político del Ayuntamiento. Estamos al principio del camino, pero es bueno, desde el primer momento, advertir sobre la manera de afrontar este nuevo tiempo.