Maria Somoza, médico adjunta del servicio de neumología del Consorci Sanitari de Terrassa, reconoce que al aire acondicionado puede evitar los efectos perjudiciales de las temperaturas extremas, pero recuerda que "no está exento de riesgos. Siempre que sea posible, será preferible la ventilación natural". Los cambios bruscos de temperatura "pueden ocasionar resfriados, cefalea, contracturas musculares". El incorrecto mantenimiento de los aparatos "puede generar acumulación de gérmenes u otras substancias, diseminados al ambiente por el propio aparato y ocasionar no sólo infecciones respiratorias sino alergias o irritación de mucosas". Y la excesiva desecación del ambiente, "irritación ocular o faringea, y dificultades para eliminar secrecciones respiratorias". Para reducir estos riesgos es importante "realizar un uso adecuado y responsable del aire acondicionado.
Cuidado con la garganta
¿Qué precauciones deben tomar los colectivos vulnerables? La primera, "mantener limpios los filtros y rejillas de ventilación de los aparatos y sistemas de acondicionamiento". Somoza también recomienda "evitar la exposición directa del cuerpo al flujo de aire del aparato, especialmente por la noche a la hora de dormir. Durante el sueño es preferible prescindir del aire acondicionado o mantener acondicionamiento en el resto de la casa con las puertas abiertas evitando su uso en el dormitorio. Mantener una temperatura ideal entre 24 y 26 grados con una humedad entre el sesenta y el setenta por ciento. Incrementar la ingesta de líquidos para contrarrestar la sequedad ambiental que producen. Adaptar nuestra vestimenta a la temperatura ambiente."