En el verano de 2014, la víctima, que por entonces contaba con 10 años de edad, se fue a vivir los días laborables a casa de su abuela, en Rubí, quien tenía pareja sentimental desde hacía unos 20 años, un individuo de nacionalidad filipina afincado en situación regular en España. Durante ese verano, el hombre, explica el Ministerio Público en su escrito de acusación, “en un número indeterminado de ocasiones, mientras (la menor) se encontraba estirada en el sofá, le realizó tocamientos impúdicos en los pechos y en la vulva, en unas ocasiones por encima de la ropa y en otras por debajo, exhibiéndole películas pornográficas al mismo tiempo que le realizaba los tocamientos”.
A consecuencia de los hechos, que fueron denunciados por los padres de la niña en el mes de septiembre de 2014, la menor presentó “una sintomatología postraumática marcada, entre otros aspectos, por una mayor desconfianza, miedo ante el contacto con varones adultos y pesadillas relacionadas con el acusado”, afirma el fiscal en sus calificaciones previas.
Libertad vigilada
El individuo está previsto que sea juzgado hoy y mañana por la sección sexta de la Audiencia Provincial de Barcelona, como autor de un delito continuado de abuso sexual a menor de 13 años, por el que el fiscal pide seis años de cárcel y la prohibición de acercarse a la víctima a menos de un kilómetro de cualquier lugar donde se encuentre, así como de comunicarse con ella por el medio que sea, por un plazo de ocho años superior al de la pena de prisión a la que se le pueda condenar.
También solicita el Ministerio Público que se le imponga al acusado, una vez en libertad tras cumplir la pena, la medida de libertad vigilada por un plazo de ocho años, además de indemnizar a la víctima con seis mil euros por los daños morales causados y la cantidad que se determine en sentencia por los gastos derivados del posible tratamiento psicológico al que haya tenido que someterse.
