La Guardia Civil ha destapado una estafa de más de 30 millones de euros a más de un millón de usuarios de telefonía móvil (la cifra podría ser mayor a falta de cerrar la investigación) a través de aplicaciones que realizaban llamadas automáticas a números de tarificación adicional o enviaban mensajes premium, informó ayer el instituto armado a través de un comunicado.
La organización desmantelada, con siete detenido de momento, llevaba operando desde 2013 y se encontraba ubicada en Catalunya. Uno de sus centros de operaciones estaba en Sant Cugat. La red utilizaba a su vez un entramado societario de empresas pantalla para cometer el fraude, cuyas sedes se situaban en Canarias, Andorra, Luxemburgo y Hong Kong.
Se trata de la operación Rikati, que ha contado con más de tres años de investigación por parte de la Guardia Civil y que, de momento, se ha saldado con siete arrestos y once registros.
La investigación arrancó cuando las operadoras de telefonía en España se percataron de un tráfico de llamadas a números de tarificación adicional poco habitual en un tramo horario concreto. Se trataba de llamadas automáticas que los móviles realizaban de madrugada sin que el usuario se percatara y que se hacían a través de una aplicación aparentemente normal que lograba apagar el teléfono y quitarle el sonido mientras hacía la llamada.
Para que los usuarios se descargaran las aplicaciones maliciosas, la trama utilizaba el nombre y los logos de empresas muy conocidas o embaucaba al usuario con nombres como "la linterna molona", "los mejores trucos para evitar la calvicie" o "los mejores vídeos porno". Y no solo eso, sino que, además, las anunciaban como gratuitas en redes sociales y paginas web, cuando en realidad no lo eran.
Básicamente había dos tipos de aplicaciones fraudulentas: unas que llamaban en modo silencioso a números de tarificación adicional (líneas 803X) y otras que enviaban SMS a líneas de mensajería "Premium". Ante cualquier queja o sospecha, la organización desactivaba esas aplicaciones o las eliminaba.
Los detenidos tenían la capacidad de variar los contenidos que mostraban las aplicaciones de forma remota, lo que les permitía engañar a las operadoras y reguladores del sector, haciéndoles creer que eran aplicaciones diferentes y esquivando así su labor inspectora. Para asegurarse la continuidad delictiva, explotaban gran cantidad de números cortos de SMS "Premium" y otros de tarificación adicional, cedidos por un operador de Barcelona que resultó ser uno de los máximos responsables de los hechos, facilitando, consintiendo e incluso ocultando su uso real a los organismos de control de estos servicios.
La Guardia Civil ha creado una web donde se puede comprobar, introduciendo el número de móvil, si se ha sido víctima del fraude (gdt.guardiacivil.es/webgdt/inforikati.php).