Matadepera celebra un año más, coincidiendo con el último fin de semana de agosto, su fiesta mayor, cuyo principal objetivo pasa por buscar la máxima participación de los vecinos. Para ello, el núcleo urbano se transforma en un gran escenario (con diferentes actividades de manera simultánea) que ofrece multitud de propuestas para todas la franjas de edad (entre 70 y 80 en esta edición) con el objetivo de satisfacer todos los gustos.
Precisamente, esa es la esencia de la fiesta mayor de Matadepera, “una fiesta hecha para la gente y por la gente”, como afirma la concejal de Fiestas, Carme Querol, quien no duda en asegurar que se trata de “una fiesta de las entidades, ya que sin ellas no funcionaría”. No en vano, en esta edición hay involucradas una treintena, siguiendo la línea de años anteriores. Para hacerse una idea de la importancia del tejido asociativo en los festejos, sólo apuntar que aproximadamente el 70% de las actividades del programa las organizan las entidades (el Ayuntamiento pone la infraestructura) y el 30% restante, conjuntamente la comisión de fiesta mayor y el Consistorio.
Carpas
Se trata, por tanto, de unos festejos con dos grandes protagonistas: la calle, concebida como un espacio de reencuentro tras las vacaciones y como el gran escenario de las actividades, y la gente, cuya participación da sentido a la fiesta. Como resalta la alcaldesa, Mireia Solsona, en el programa de actos: “Nuestra fiesta mayor nos alarga el tiempo festivo veraniego y nos depara momentos de convivencia y celebración antes de afrontar el año de trabajo intenso que nos espera”.
Los festejos, que se iniciaron el jueves y finalizan el lunes, ofrecen entre hoy y mañana el grueso del programa, con unas cuarenta propuestas diferentes.
El pistoletazo de salida oficial de la fiesta mayor se produjo ayer con la lectura del pregón desde el balcón del Ayuntamiento, a cargo de la diseñadora Txell Miras, quien estuvo acompañada por las autoridades municipales. Antes se realizó, en la calle de la Castellassa, la Bajada de Vehículos sin Motor, una divertida prueba durante la que se pudieron ver artefactos con ruedas tan disparatados como imposibles.
El programa de ayer se cerró con la segunda jornada de los “tastets” de las entidades, que consistió en montar unas carpas donde las asociaciones ofrecían propuestas gastronómica, y el espacio joven Vilagatzara.
De la abultada jornada de hoy destacan las miniolimpiadas; la concentración de vehículos clásicos y antiguos; la feria de juegos; el concierto-vermut; la cursa popular; el espectáculo familiar “Campi qui pugui”; el skate jam; las sardanas (con la Cobla Contemporània); los castells (con los Castellers de Terrassa y Esparreguera), o el Sopar de Germanor, para el que se han habilitado 1.800 sillas.
De la programación del domingo sobresale la cercavila de gegants, con hasta diez colles geganteres; la Gran Animalada, una divertida gincana para los jóvenes; circo (con la compañía Desastrosus Cirkus); habaneras (con los Mariners de Riera y Port Bo) y ‘chill out’. Todo ello aderezado, hoy y mañana, con numerosas pruebas deportivas.
La carrera de burros, el lunes por la tarde, es uno de los alicientes de la última jornada de festejos. Antes habrá paseos en burro y una chocolatada. Ese día también se celebrará el concurso de pintura infantil, el vermut para la gente mayor y una lectura de poemas.
Los festejos se cerrarán con un espectáculo piromusical, que supone la principal novedad de esta edición y que de alguna manera “recupera” el castillo de fuegos con el que se había clausurado la fiesta durante años y que dejó de hacerse hace unos seis. La propuesta, por eso, no es el tradicional castillo de fuegos que se hacía antaño, sino un espectáculo más modesto.
El Ayuntamiento sigue desde hace años un mismo patrón al que no quiere renunciar porque funciona. Se basa en dar el protagonismo a las entidades y en un amplísimo abanico de propuestas, muchas de las cuales se realizan de forma simultánea para que los matadeperenses puedan elegir aquellas que más se ajustan a sus preferencias. Eso no quiere decir que no se introduzcan novedades (en cada edición suele haber alguna) o que no se realicen modificaciones o reajustes… En cualquier caso, el patrón de la fiesta se mantiene intacto.