Vallés

Un final trágico para una familia con serios problemas económicos

Detrás de la muerte de una madre a manos de su hijo de 17 años -a la que presuntamente degolló con un arma blanca tras una discusión el martes por la noche en el domicilio familiar- se esconde una historia de estrecheces económicas y desesperación. No en vano, la víctima, de origen estadounidense y de 55 años, mostraba últimamente un estado de ánimo decaído ya que, al parecer, estaba a punto de perder la casa por problemas económicos, mientras que el hijo se había vuelto muy introvertido y apenas se le conocían amigos.

Al menos, eso es lo que explicaron el jueves algunos de los vecinos de la familia, que vivía en una pequeña casa de dos plantas situada en el número 9 de la calle de Terrassa, en pleno centro, la cual se encuentra precintada por los Mossos d’Esquadra. "Todos nos hemos quedado conmocionados porque este es un lugar muy tranquilo y esto no nos lo esperábamos", explicó un vecino que vive a escasos metros del domicilio donde sucedió la tragedia. "Daba la impresión de que ella tenía depresión. Tenía problemas con la casa porque se la iban a quitar", añade, y apostilla que "en los últimos meses la veíamos muy poco".

Barrio tranquilo
Otra vecina que también vive muy cerca de la casa relata que conoció a la mujer fallecida y su hijo hace unos años, cuando se vinieron a vivir desde Sant Cugat a Rubí con el marido, del que se separó hace unos tres. "La conocí cuando estaba bien. Cuando llegaron aquí eran una familia normal. Pero de un tiempo a esta parte se notaba que ella no estaba bien. No salía mucho de casa y se le veía dejada. Se le notaba deprimida, nada que ver a cuando se vinieron a vivir aquí".

La misma vecina se refirió al hijo como "un chico introvertido que siempre iba muy serio. La verdad es que no tenía muchos amigos". Y mostró su sorpresa por el suceso porque "este es un barrio tranquilo donde nunca pasa nada". De hecho, tras el presunto homicidio algunos curiosos se han ido acercando estos días hasta la fachada de la casa -donde las ventanas siguen con las persianas medio subidas- con comentarios de incredulidad.

La víctima ejercía de profesora particular de inglés y realizaba traducciones, con lo que intentaba ganarse la vida tras perder su último empleo (había sido secretaria de dirección en multinacionales). De hecho, tenía perfil en diversas redes sociales para buscar trabajo ya que acarreaba serias dificultades para llegar a fin de mes. Joaquim Massagué, rector de la parroquia de Sant Pere, próxima a la casa de la víctima, confirmó en declaraciones a los medios la complicada situación económica de la madre y el hijo, hasta el punto de que habían acudido en diversas ocasiones al servicio de comedor de Càritas de la localidad, desveló el religioso.

Responsabilidad penal
El titular del Juzgado de Menores número 3 de Barcelona, que lleva el caso, acordó ayer el internamiento cautelar del joven en el centro para menores l’Alzina, en Palau-solità i Plegamans, donde ya se encontraba desde el jueves tras prestar declaración. Allí estará durante seis meses, prorrogables otros tres (el máximo que permite la ley al tener carácter cautelar). Se espera que la instrucción del caso se alargue entre tres y cuatro meses, por lo que antes de final de año podría haber el señalamiento para el juicio. El joven se enfrenta a una pena de un mínimo de un año y un máximo de ocho de internamiento en régimen cerrado.

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