La alcaldesa de Sant Cugat, Mercè Conesa, tomó ayer posesión como presidenta de la Diputació de Barcelona, después de que su candidatura alcanzara la mayoría absoluta, con los 35 votos favorables de CiU, ERC-AM y PSC-CP sobre un total de 51 diputados. Éste es un nombramiento que forma parte del acuerdo entre CDC y ERC con el objetivo de que la Diputació esté al lado del proceso independentista. La candidata de la CUP, Laia Sabater, recibió el voto de los tres diputados de la izquierda independentista. Entesa (grupo donde está integrada ICV y Barcelona En Común), PPC y Ciutadans se abstuvieron.
La alcaldesa de Sant Cugat sustituye al anterior presidente, Salvador Esteve, ex-alcalde de Martorell y también convergente. Conesa (Terrassa, 1968) se ha convertido en la primera presidenta de esta institución en toda su historia. Durante su discurso, aseguró que "la política que impulsaré con mi gobierno es una política social ambiciosa para los ayuntamientos y las personas, y contribuiré decididamente y con firmeza a una Catalunya libre".
La nueva presidenta hizo referencia al acuerdo de gobernabilidad establecido con ERC-AM para este mandato y aseguró que trabajará "incansablemente, y con igual ambición, tanto para dotar de fortaleza institucional el proceso de transición nacional en el que estamos implicados, como por la solidez y la centralidad de las políticas sociales". Seguidamente, Conesa desgranó las cinco grandes prioridades de su gobierno, "que concretaremos pronto en un plan de actuación para el mandato": las políticas sociales orientadas a la cohesión social y la lucha contra la desigualdad; las políticas económicas, especialmente aquellas orientadas a apoyar la estructura productiva local y las acciones de fomento del empleo; el acceso a la cultura y los servicios públicos; el fomento de la transparencia y el rendimiento de cuentas para lograr una administración al servicio del ciudadano; y la contribución activa al proceso de transición nacional.
Autonomía municipal
Mercè Conesa puso también el acento en garantizar la autonomía municipal para conseguir un mayor bienestar para la ciudadanía y apostó por la gobernanza multinivel como uno de los principios de su acción: "Me rebelo contra aquel planteamiento político que quiere centralizar las políticas sociales y alejarlas de los municipios y su autonomía". Esta misma preocupación la expresó en su compromiso con el proceso de transición nacional. "El nuevo gobierno de la Diputació de Barcelona hace del municipalismo el eje central y apuesta para que, en el nuevo país, los ayuntamientos tengan el reconocimiento, respeto a su autonomía y financiación que corresponde como administración más cercana al ciudadano".
En el tramo final de su intervención, reivindicó su condición de mujer, «consciente de que formo parte de un largo itinerario de muchas y muchas mujeres que han luchado por la igualdad", y recordó la figura pionera de Francesca Bonnemaison. Su discurso finalizó apelando a su «conocimiento profundo de la Diputación y de la realidad local", una experiencia que puso a disposición del entendimiento y el diálogo para "desaprender para volver a aprender", parafraseando Anthony de Mello.