En seis de las ocho poblaciones del área de influencia de Terrassa las formaciones políticas que han obtenido representación municipal tendrán que pactar para formar los equipos de gobierno (los nuevos ayuntamientos se constituyen el 13 de junio) ya que en ninguna de ellas ha habido mayorías absolutas, siguiendo la tónica de estas elecciones municipales. Sólo se han conseguido en Matadepera y Ullastrell. En la primera población, CiU (con nueve concejales sobre trece posibles) la revalidó por tercera vez consecutiva, por lo que los nacionalistas liderados por la alcaldesa Mireia Solsona podrán gobernar con comodidad. En Ullastrell fue ERC la que arrasó (siete concejales sobre once posibles) y el alcalde Josep Ballbè podrá gobernar los próximos cuatro años en solitario, prescindiendo del PSC, con el que formó equipo de gobierno el mandato pasado.
En las seis poblaciones restantes del área de influencia de Terrassa (Viladecavalls, Vacarisses, Rellinars, Rubí, Sant Cugat y Castellbisbal) habrá que pactar ya que las fuerzas más votadas no podrán gobernar en solitario, a menos que quieran hacerlo en minoría y tirar de pactos puntuales a lo largo de la legislatura, una estrategia que desgastaría mucho la acción de gobierno.
Es más, la aritmética electoral deja también la puerta abierta a que en algunos de esos seis municipios no gobierne el partido más votado, sino la suma de otros. O el partido más votado en coalición con alguna formación. De nuevo, los pactos lo decidirán. Los contactos entre las formaciones políticas se inician esta misma semana. Los teléfonos ya están que arden.
Así, en Viladecavalls el partido más votado fue CiU (cinco concejales), a dos de la mayoría absoluta; en Vacarisses lo fue UIPV (cuatro regidores y el 24,6% de los votos), con los mismos ediles que ERC (21,9% del electorado), ambos a tres de la mayoría absoluta; en Rubí volvió a ganar el PSC, con seis regidores (muy lejos de los trece que dan la mayoría absoluta) y en Castellbisbal la lista más votada fue Alternativa per Castellbisbal, con seis concejales sobre diecisiete posibles, del todo insuficientes para gobernar en solitario con comodidad.
En Sant Cugat, CiU, la formación más votada, obtuvo once concejales y se quedó a dos de reeditar la mayoría absoluta de la legislatura pasada. Aunque en este caso la alcaldesa Mercè Conesa podrá tirar (si las negociaciones llegan a buen puerto) del bloque soberanista ya que la CUP dobló su representación (de dos a cuatro concejales) y ERC volvió a la sala de plenos al recuperar los tres ediles que ya había tenido en mandatos anteriores.
Al igual que en las municipales de 2011, en Rellinars ERC (39,3% de los votos) y CiU (29,9%) volvieron a empatar en número de concejales, con tres, mientras que el PSC perdió su representación municipal (tenía un regidor) e ICV entró en el Consistorio con un edil. Serán pues los ecosocialistas los que tengan la llave de la gobernabilidad en el municipio, tomando así el papel que desempeñó el PSC la legislatura pasada.
Las posibilidades están abiertas en muchos municipios. En Viladecavalls, por ejemplo, una posible coalición entre Fem Viladecavalls (que incluye a ICV), ERC y PSC des-
bancaría a CiU de la alcaldía. La misma situación se produce en Vacarisses, donde un pacto entre ERC,
PSC y Movem Vacarisses-Entesa sacaría a UIPV del equipo de gobierno tras 20 años de hegemonía. También en Rubí un pacto entre el PSC, ICV y ERC les permitiría gobernar con mayoría absoluta.
La pregunta es si la vuelta de los tripartitos es factible o el actual escenario político catalán, muy diferente al que había cuando el tripartito gobernaba la Generalitat, no lo permite. O ni una cosa ni la otra, sino el camino del medio: en algunos municipios sí y en otros no. Habrá que ver cuales son las consignas de los partidos. Las negociaciones acaban de empezar.