La Fundació Jaume Bofill y la Federació dels Moviments de Renovació Pedagògica (FMRP) propone reducir el tiempo lectivo en las jornadas escolares y acabar con el horario compacto en los institutos.
Estas son dos de las propuestas que recoge el documento que ambas entidades presentaron ayer en la ciudad de Barcelona. El informe incluye modificar los horarios escolares que, según su criterio, “están anticuados, son estresantes, generan desigualdad y no garantizan el aprendizaje”.
“Vivimos los actuales horarios escolares como normales”, denunció el director de la Fundació Jaume Bofill, Ismael Palacín, cuando en realidad “solo nos hemos adaptado a una cuadrícula horaria rígida que condiciona nuestras vidas”. Con el agravante, según recalcó Ismael Palacín, de que los horarios actuales “no son en absoluto los más saludables” para los alumnos y “no garantizan el aprendizaje, la igualdad de oportunidades educativas ni la conciliación familiar”.
En la elaboración del estudio han participado profesionales de varios ámbitos relacionados con el mundo educativo, como profesores, de los sindicatos y expertos en pedagogía, explicó la jefa de proyectos de la Fundació Bofill, Elena Sintes, que lo ha coordinado.
Entre la batería de propuestas para modificar los horarios, los expertos plantean enriquecer el currículum educativo de los alumnos introduciendo créditos de libre elección que se podrían cursar fuera del centro y que serían convalidables como horas lectivas.
Proponen también que los centros de primaria y secundaria estén abiertos por las tardes y, en el caso de los institutos, que lo hagan como mínimo hasta las seis de la tarde para poder albergar actividades complementarias. Otras de las sugerencias pasan por contar con perfiles interdisciplinarios de educadores durante el horario escolar, lo que “permitiría complementar el horario de los profesores” y hacer codocencia, “facilitando horarios diferentes y complementarios” señaló Elena Sintes.
En la ESO
Flexibilizar los horarios de entrada y salida del centro, de manera que las familias y alumnos puedan adaptarlos según sus necesidades, es otra propuesta. En la ESO plantean colocar actividades de tipo individual al principio y final de la jornada, como trabajo autónomo en tareas escolares o lectura.
Proponen que los alumnos de secundaria entren una hora más tarde y que hagan cuatro horas de clase seguidas, en lugar de seis. En la etapa de ESO, los alumnos deberían hacer una pausa entre la una y las dos de la tarde para comer, en lugar de hacerlo sobre las tres.