Un individuo ha sido condenado a cinco años y medio de cárcel y a indemnizar a su víctima con 8.640 euros después de que le robase el coche, la retuviese dentro contra su voluntad, condujese ebrio y de forma temeraria y acabase vejando a la mujer. Los hechos ocurrieron sobre las siete de la mañana del 1 de enero de 2015 en Rubí, cuando el acusado se topó con la víctima en el momento en que ésta se dirigía hacia su vehículo (llevaba las llaves en la mano), que estaba estacionado. “Párate”, le dijo dirigiéndose a ella y comenzó a seguirla hasta que le dio alcance.
Entonces le preguntó dónde tenía aparcado el coche y, con ánimo intimidatorio. la empujó contra la pared de un edificio y con el brazo en alto y el puño cerrado le dijo “dame las llaves o te parto los morros”. Luego, el agresor abrió el coche por la puerta del conductor y empujó a la víctima hasta el asiento del copiloto, donde la retuvo, y arrancó el motor.
A continuación, el tipo, que se encontraba bajo los efectos del alcohol, empezó a conducir a toda velocidad y de manera temeraria, efectuando un giro a la izquierda prohibido, maniobra que entrañaba un gran peligro dada la afluencia de vehículos de la vía que atravesó, explica la sentencia.
Más tarde, el individuo aparcó en una calle situada al lado de un descampado y sin bajarse del coche se dirigió a la víctima con expresiones del tipo “eres muy guapa” o “yo tengo muchas reinas”. Luego, relata la sentencia, le dio besos en las mejillas, le cogió las manos y se las besó, le acarició el muslo y le dio golpes en la pierna con la mano abierta. La mujer le dijo que parara y que volviese a conducir, que se tenía que ir a trabajar.
El acusado reemprendió entonces la marcha, de nuevo a gran velocidad, sin encender las luces del vehículo y saltándose un semáforo en rojo en la avenida del Estatut, hasta que finalmente tuvo que frenar bruscamente, momento en el que se le caló el coche en la confluencia de las calles de Ca n’Oriol y Víctor Balaguer.
Por el cuello
El individuo ya no volvió a ser capaz de encender el vehículo, momento que la mujer aprovechó para pedir auxilio, al tiempo que él la agarraba fuertemente por el cuello. Tres personas se percataron de la escena y acudieron en ayuda de la víctima. Estas mismas personas retuvieron al agresor y le obligaron a sentarse en el suelo mientras llamaban a la policía. La pesadilla había acabado
La víctima, dice la sentencia, sufrió lesiones psicológicas que tardaron 123 días en curar, quedándole como secuela un trastorno por estrés postraumático.