Ya había avisos en redes sociales para concentrarse ante la vivienda y evitar el desahucio. Acudieron decenas de personas, pero acudieron también unos cuantos mossos d’esquadra, incluso efectivos del Àrea Regional de Recursos Operatius (ARRO), que protegieron a la comitiva judicial. El desalojo, en la calle de Sant Cugat (Sant Pere Nord), se cumplimentó ayer al mediodía, tras una mañana de tensión, con tres personas asistidas.
La vivienda había sido ocupada, como otros pisos del mismo bloque, hace unos cinco años, según vecinos. Es de un banco. A las nueve empezó el operativo. El desahucio estaba previsto para las 10.30, a tenor de la información colgada por el Colectivo Sin Vivienda de Terrassa en redes sociales.
Había mossos de uniforme a las puertas del inmueble y en la esquina, y decenas de testigos. Una joven gritaba. Se la tuvieron que llevar de allí, sentarla, abanicarla, darle agua. Era pariente de la familia pronto desahuciada, con menores. Un mosso de paisano apartó de la escena frente al edificio a un hombre que llevaba la voz cantante en la protesta. Lo identificaron, entre gritos de los presentes.
Los sanitarios atendieron a tres mujeres. Según mossos, una sufrió un golpe de calor, otra tuvo problemas relacionados con su diabetes y una tercera padeció una crisis de ansiedad. Los ARRO hicieron un cordón. Hubo empujones, pero el desahucio se efectuó. Una de las personas afectadas tranquilizó a los concentrados para acabar con la protesta. "Nada se puede hacer ya", dijo. Y recogió sus enseres.