El campus de Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en Bellaterra se llenó ayer de miles de estudiantes que aspiran a una plaza en la universidad y, sobre todo, cursar el grado deseado. Los jóvenes alumnos se desplazaron allí, a primera hora de la mañana, sobre las ocho, para empezar las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU9, conocidas popularmente como la selectividad.
Varias facultades y escuelas de la UAB acogieron a los 757 estudiantes procedentes de veinte institutos y colegios de Terrassa. Un buen número de ellos (más de trescientos) acudieron a la Escola d’Enginyeria, uno de los edificios más nuevos del campus, situado al lado de centros de investigación y desarrollo de alta tecnología.
Pasados unos minutos de las diez de la mañana, las zonas de acceso a esta escuela recobraron vida. Salían los primeros estudiantes del primer examen de las PAU, dedicado a Lengua castellana y literatura, y cabe decir que lo hacían con rostro y gesto bastante optimista.
Lo primero que hicieron fue buscar un lugar, al sol o a la sombra, para reponer fuerzas porque el madrugón había sido importante. El despertador sonó hacia las 5.30 o 6 de la mañana y no había tiempo que perder porque a las 8 en punto había que estar en el tribunal para acreditarse.
Aún no lo sabían pero la primera prueba les reservaba un texto de "El disco", un cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges, que integra "El libro de arena" (opción A) y un artículo periodístico pubicado en el "El País" de Lola Pons, "Lo que nadie quiere", sobre la elecciones de las carreras, donde reivindica las que nadie quiere como las humanísticas (B). Y, tras una pausa, tuvieron que sumergirse en la Literatura y lengua catalana, con un texto de la novela "Laia", de Salvador Espriu (opción A) y otro sobre la extinción de las abejas de Javier Mesones, de Apicultors Gironins Associats (B).
"El examen de Lengua castellana y literatura ha sido más fácil de lo esperado". El comentario fue común entre los jóvenes consultados por este diario que procedían de los centros Cingle, Escola Pia y Gresol. Paula, de Cingle, contó que había optado por el texto de Borges. "He dado una ojeada a las opciones pero, al final, me he quedado con la A, la de Borges, porque me parecía más sencilla. Y estoy contenta. Creo que me ha ido bien". A su lado, Clàudia, del mismo centro, dijo que se había decantado por la B, por el texto periodístico de Lola Pons por la misma razón. "Me ha parecido que sería más fácil de entender y resolver. Estoy satisfecha".
Positivos
Empezar la primera prueba con "buenas vibraciones", como manifestaron Paula y Clàudia, es importante porque da ánimos. "He elegido la B, que hablaba de las carreras demandadas y menos solicitadas. Habíamos hecho cantidad de pruebas de años anteriores en clase y me ha ido bien ese entreno. Así que afronto el resto del día y lo que me queda con mucha alegría", expresó Joan, de la Escola Pia. "También he preferido la opción B -añadió Unai, del mismo centro. "Soy optimista y positivo. Y viendo que esta primera prueba me ha ido bien, creo que lo superaré". Unos metros más allá, un grupo de alumnos de Gresol departía con sus profesoras. Felipe, Elia, Gerard, se mostraban eufóricos. Todos habían apostado por la opción B y que habían resuelto las preguntas de forma llana. "No hemos apreciado nada que se prestara a trampa o confusión", señalaron.
Vanesa Fernández del Viso, la tutora, les felicitaba. "Me hace ilusión saber que han superado el primer examen con buena nota. Se nota en seguida en las caras que hacen. Si los ves tranquilos, la cosa es que ha ido bien y que será más fácil continuar". La docente agregó que, desde fuera, también se viven sensaciones especiales. "Les acompaño con mucho gusto porque se que es muy importante estar a su lado y compartir su inquietud. Pero, al mismo tiempo, estoy algo apenada porque la selectividad pone fin a una etapa en el centro y ya volarán solos; comenzarán una nueva etapa fuera de Gresol".
El objetivo
Los alumnos entrevistados, por azar, despegaban en las PAU con expedientes académicos casi de ensueño. Joan, de la Escola Pia, ha finalizado el bachillerato con un 8,8 por lo que se posiciona muy bien para el doble grado de ADE y Matemáticas; Unai, con un 7,2, una nota que le permite entrar en el grado de Cine de la Escac. Clàudia y y Paula, cuentan con un 7 y un 6,3, respectivamente, para cursar Enfermería, y Turismo y Marketing. Felipe, Elia y Gerard, de Gresol, también atesoran entre casi un 8 y más de un 9, para estudiar Psicología, Publicidad y Relaciones Públicas, y Telecomunicaciones.
A pesar de todo reconocieron que las PAU, mitificadas o no, generan nervios. "Las horas antes, el martes por la noche, estaba angustiada pero después del primer exámen, el de lengua castellana, estoy más tranquila. A ver cómo irá Historia porque ahí hay que memorizar mucho y es lo que llevo peor", confesó Clàudia, de Cingle.
También hubo tiempo, en los descansos, para reflexionar acerca de si las PAU son necesarias. Unai, de la Escola Pia, no es partidario. "El bachillerato ya es de por sí muy exigente y me cuestiono si hay que hacer un examen después de dos años de trabajar duro". A todos ellos, como a los más de 35 mil en Catalunya, les quedan dos días más de pruebas. Después echarán la cuenta atrás hasta el 26 de junio, el día que sabrán la nota y a partir de ahí hacer los cálculos para ver si su objetivo se cumple.
Los datos
757 son los alumnos de Terrassa que se han matriculado a la universidad para hacer las PAU
20 es el número de institutos y centros de secundaria que presentan aspirantes