Terrassa

Dieciocho mil votos a la papelera

Uno de cada cinco votos depositados por los terrassenses en las urnas el pasado domingo tuvieron la misma influencia en el resultado de las elecciones municipales que si se hubieran tirado a la papelera. En concreto, 18 mil de las 72 mil papeletas que viajaron hasta los colegios electorales con la voluntad de sumar acabaron, tras el recuento y la asignación de plazas en el pleno, convertidas en un resto insignificante.

La cifra corresponde a las formaciones que no obtuvieron representación en el Consistorio y sería incluso mayor si se sumaran los votos sobrantes del reparto de sillones en el Saló de Plens en aplicación de la Ley D’Hont.

El fenómeno no es nuevo, ocurre en todas las convocatorias electorales, pero en la cita con las urnas del pasado domingo los votos desperdiciados han registrado un récord histórico en la ciudad, donde nunca antes en unos comicios locales se habían “perdido” tantos. Los más de 18 mil sufragios inútiles suman casi tantos como los que el domingo obtuvo la segunda formación más votada, el PSC, que movilizó 19.634 electores en la ciudad, un 20,55%.

Si miramos atrás en el calendario, los votos que han caído en saco roto hubieran sido, juntos, la segunda opción más votada en los siete últimos Consistorios, donde sólo el PSC ha superado ese número de votos desde 1991.

La fragmentación
La fragmentación del voto ha sido clave en el volumen de la pérdida de papeletas y la división de la izquierda, determinante.

Después de acudir juntos en 2015, Terrassa en Comú compareció el domingo por separado de la coalición Podem-IVE, en la que han confluido la formación lila, ICV y EUiA. Juntos consiguieron 6 concejales hace cuatro años y el domingo, por separado, se quedaron fuera del pleno.

El “efecto Ballart” ha arrasado con el voto progresista en la ciudad y probablemente con muchos de los electores de TeC y Podem-IVE, pero los números cantan. La división también les ha golpeado, y duro.

Ocho mil de las papeletas que no contaron el domingo corresponden a la suma de los apoyos obtenidos por Terrassa en Comú, que con 4.636 votos, un 4,85%, se quedó a muy poco de salvar la caída, y la coalición Podem-IVE, que se dejó 3.434 sufragios, un 3,59 por ciento. En total, 8.147 votos (un 8,53%) que sumaron, pero no cuentan.

El domingo también fueron a la papelera los votos que apoyaron las candidaturas de la CUP (3.343) y del PP (2.953). Como TeC y Podem-IVE, ambas formaciones no alcanzaron el 5% imprescindible para entrar en el Ayuntamiento y sus votos cayeron en saco roto.

Lo mismo ocurrió con la división del voto independentista. ERC-MES capitalizó el domingo buena parte del voto útil, pero los 1.234 sufragios que movilizó la candidatura de Primàries en la ciudad no han sumado, se han perdido junto a los de la CUP. Como los 2.223 votos que consiguió la ultraderechista Vox y los 288 que apoyaron a la plataforma Familia i Vida.

Menos fuerzas
Un repaso a lo ocurrido en anteriores elecciones municipales reve- la que el voto se optimiza cuanto menor es el número de formaciones que concurren a las elecciones y si no hay fragmentación política. Por regla general, juntos suman más.

El porcentaje más elevado de votos perdidos. por detrás de la cifra del pasado domingo, se registró en las municipales de 2011: 12.281 papeletas deshechadas, un 17,12 del total de las que entraron en las urnas. Hace ocho años compitieron por la alcaldía nada menos que 17 formaciones políticas y sólo cuatro (PSC, CiU, PP y ICV-EUiA-E) consiguieron representación. Esquerra Republicana quedó fuera en 2011 y sus más de 3 mil votos se perdieron, como los 14 mil repartidos en formaciones de las que nunca más se ha sabido nada, como el Partit Avança Terrassa, Via Democrática o Escons en Blanc-Ciudadanos en Blanco.

En el resto de convocatorias locales los votos perdidos no han superado el 10 por ciento del total y en 1995 y en 2003 ni siquiera llegaron al 1%. Son las dos citas donde mejor se ha rentabilizado el voto en Terrassa.

En 1995 consiguieron representación en el pleno cinco de las seis candidaturas que acudieron a las elecciones. El voto se concentró y la única fuerza que quedó fuera del pleno fue el Centro Democrático y Social , que apenas convenció a 410 votantes en Terrassa, un 0,53 % del electorado.

En el año 2003 fueron ocho las candidaturas y cinco consiguieron presencia en el Consistorio, pero ninguna de las formaciones políticas que quedó fuera alcanzó los quinientos votos ni el 1% de los sufragios emitidos.

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