El día después de la victoria de Jordi Ballart, las quinielas sobre el futuro gobierno se han disparado en la ciudad ante la mirada atónita de los partidos, que ayer y hoy valoran resultados, fijan objetivos y pactan estrategias. Jordi Ballart será proclamado alcalde de Terrassa el próximo 15 de junio y, si no hay sorpresas de última hora, deberá optar por gobernar en solitario y en minoría, o buscar un pacto de estabilidad con las formaciones independentistas.
La composición del pleno municipal apenas deja margen de maniobra al líder de Junts per Terrassa, que tiene experiencia en acuerdos contra pronóstico. En 2015, cuando la izquierda negociaba un gobierno alternativo al PSC, Ballart acabó sellando un pacto con su principal rival político, Convergència i Unió (hoy JxTerrassa), que le permitió gobernar de manera estable hasta otoño de 2017.
Dos años después, el líder de Tot per Terrassa tiene ante sí tres posibilidades: gobernar en solitario y afrontar el mandato desde una minoría de 10 concejales, frente una oposición de 17; sellar un acuerdo con los republicanos de ERC-MES (5), con quienes sumaría una cómoda mayoría absoluta de 15 concejales, o bien pactar con Junts per Terrassa, cuyos dos concejales le proporcionarían a Ballart un mandato con 12 ediles más complicado, expuesto al bloqueo de la oposición.
Ballart no quiso ayer hacer declaraciones, pero los rumores sobre posibles acuerdos de gobierno llevaron a sus potenciales socios a marcar posiciones. Desde ERC-MES, su cabeza de lista Isaac Albert dijo que "la ciudad ha votado cambio y que los socialistas esten en la oposición".
Los republicanos afrontan el mandato con la voluntad de "ser actores protagonistas de ese cambio", en el que ERC-MES pondría como condiciones, "siempre que Ballart nos interpele, que se valoren políticas, calendarios y proyectos, siempre pensando en la ciudad. Si hay acuerdo podríamos estar dentro y si no, nos quedamos fuera, no pasa nada".
Eso sí, Albert recuerda que la de su grupo sería una aportación "de estabilidad al gobierno, mientras que los dos concejales de Junts per Terrassa no garantizan esa estabilidad". Esquerra apuesta para el próximo mandato por "una mayoría estable de gobierno, después de 8 años de precariedad política".
Los proximos días, la coalición se muestra "dispuesta a hablar con todo el mundo", aunque advierte, no pactará "nunca con los socialistas".
Por su parte los soberanistas de Junts per Terrassa creen que cualquier iniciativa "debe liderarla quien ha ganado. Es una vía que no descartamos, excepto la de un pacto con el PSC del 155", comenta Miquel Sàmper, el número 2 de la candidartura liderada por Lluís Puig.
Desde las filas de Junts per Terrassa creen que en este momento el calendario no apremia y que el pacto de gobierno podría llegar "incluso avanzado el mandato. El 15 de junio no se acaba nada. El alcalde puede probar gobernar en solitario y si en octubre o noviembre cree que necesita apoyos estables, pedirlos entonces", afirma Sàmper.
Lo más coherente, sin embargo, "sería arrancar con un cartapacio cerrado", que si lo integran exclusivamente los 10 concejales de TxT "sólo tres tienen experiencia de gobierno, sin que eso cuestione la valía de nadie -comenta el concejal-. En un acuerdo con JxT, todos aportamos experiencia", en alusión a su s dos años de gobierno junto al PSC.
ERC cree que la ciudad "ha votado cambio y que el PSC quede fuera del gobierno. Nosotros queremos ser actores protagonistas de ese cambio"