Usted ganó las elecciones en Terrassa en diciembre de 2017 y en las generales no le ha ido tan bien ¿Se vio entonces alcalde? ¿Cómo se ve ahora?
(Sonríe). Son convocatorias muy diferentes. Lo que ocurrió en el 17 fue un chute de adrenalina y de ánimos para todos nosotros. Éramos conscientes de que aquello no iba a ser un reflejo de lo que ocurriría en las municipales y ahora pensamos lo mismo. De todas formas, sí pensamos que hemos consolidado el proyecto en Terrassa y en Catalunya y nos implantamos con gran fuerza en el resto de España. Eso es lo que nos importa.
Y qué pistas nos dan todos esos datos de cara a las municipales.
Entiendo que los resultados tanto de las autonómicas de 2017 como los de las recientes generales no son extrapolables más allá de que se marquen unas ciertas tendencias. Cada ciudad tiene sus peculiaridades. No olvidemos que somos doce candidatos, que se presenta un exalcalde; el espacio de los comunes se está desintegrando, el independentismo tiene varias ofertas, etcétera.
A usted le va a ser difícil sumar con alguien ¿Le preocupa esa soledad?
Nosotros tenemos una vocación central y por lo tanto siempre vamos a tener problemas a la derecha y a la izquierda. Esa vocación de centralidad también nos permite crecer. Nuestra esperanza es sumar lo suficiente para que quien pueda sumar nosotros, que podría ser el PSC, no tenga la tentación de sumar con independentistas.
Pese la centralidad de la que presume, podría encontrarse siendo el único representante de la derecho en el pleno.
Todo el mundo parece muy empeñado en colocarnos a la derecha, pero no sé si es fruto de la lectura de nuestro programa. Creo que es un prejuicio. Si usted se lee nuestro programa verá que bebemos del liberalismo y de la socialdemocracia. Los escenarios han ido cambiando desde que nacimos y eso te resitúa en el tablero, pero nuestra vocación es central.
¿Cómo valora el mandato que acaba en Terrassa?
Si comparásemos una fotografía de Terrassa del año 2015 y la comparamos con la de 2019, la ciudad no ha variado. Eso es mérito del partido del gobierno.
Ciudadanos ha prestado un apoyo intermitente al equipo de gobierno en estos cuatro años y cuando no lo ha hecho ha escenificado el disenso con una oposición dura. ¿Ese dar y quitar ha sido un posicionamiento estratégico?
Piense que teníamos únicamente tres concejales y teníamos una necesidad de hacernos visibles en la ciudad tanto en el apoyo como en la oposición. No se trata de una estrategia preconcebida, pero es evidente que hemos intentado aprovechar todas las posibilidades que hemos tenido para evidencia nuestra acción política.
Esto parece cosa de dos, ¿no? ¿A quién ve usted más alcalde, a Vega o a Albert?
Oiga, yo salgo a ganar. Esto puede ser cosa de dos, de tres o incluso de cuatro. No acabo de ver eso que usted dice. No olvide que hay una cuestión de fondo muy importante. Por suerte o por desgracia, estamos en Catalunya y los ejes están muy marcados entre los que son independentistas y los que no. Es complicado llegar a acuerdos entre partidos de bloques distintos. En cualquier caso, la disputa es grande y un triple empate podría ser factible. Es verdad que Esquerra y PSC están fuertes, pero nosotros tenemos también recorrido.
Respecto del mandato que acaba, ¿ha echado en falta algún gran tema?
Por supuesto. Para nosotros, el gran tema que no se ha abordado ha sido el de la revisión del POUM. Hemos perdido una buena oportunidad. En el mandato que comenzará después del 26 de mayo, será imposible abordar esa revisión, sencillamente porque hay actividad económica. No sería lógico parar esa actividad para reelaborar el POUM. Hemos perdido cuatro años. PSC y Comunes tenían la llave para abrir el POUM y han ido dando largas.
Se decía que no se daban las circunstancias adecuadas para ello, porque había que buscar consensos amplios y la situación política era compleja.
Eso son excusas de mal pagador. De lo que se trata es de que cada partido exponga cuál es su modelo de ciudad y generar los puntos de encuentro. Si en estos últimos cuatro años no había posibilidad, mucha menos la habrá en los próximos cuatro. Habrá mucha más fragmentación en el pleno y el momento económico no es adecuado, como decía.
También se dice que el POUM del 2003 todavía está por desarrollar.
Es cierto, todavía tiene mucho recorrido y a través de modificaciones puntuales también podemos alcanzar niveles de actividad y de reordenación del territorio muy interesantes y eso habrá que explorarlo en los próximos cuatro años.
Entonces, ¿cuáles serán los grandes temas del próximo mandato?
Bien, el POUM se tendrá que poner encima de la mesa, pero entiendo que en estos cuatro años se deberán poner las bases de su revisión para que se lleve a cabo en el siguiente mandato. Con respecto a los grandes temas, si me permite le hablaré de los temas estrella que llevamos en nuestro programa.
Por favor.
En realidad, debo decirle que el gran proyecto de Ciudadanos es que las cosas funcionen, que se gobierne. Podríamos hablar de urbanismo, de rieras, de educación, de los servicios públicos, de la relación de lo público con lo privado, etcétera. Con respecto a este último, el equipo de gobierno ha sido muy antipático con la inversión privada, como se ha puesto de manifiesto con el tema del agua y eso no es bueno para la ciudad.
¿Cómo concretaría todo eso?
Podemos entrar al detalle, pero mire, nosotros pensamos que todas esas cuestiones se deben abordar desde una nueva organización del Ayuntamiento. Se habla mucho de la industria 4.0 y para afrontar eso, el propio Ayuntamiento se debe adaptar a una nueva realidad. La transformación digital debe empezar por el propio Ayuntamiento. Hay que volver a crear la institución desde cero. El Ayuntamiento debe ser motor, pero es esencial que se lo crea. Nosotros decimos que no queremos un Ayuntamiento nuevo, sino un nuevo Ayuntamiento.
¿Habla de espacio físico o de concepto?
Hablo de que la Porta Sud puede ser una oportunidad. La actual estación de autobuses, con la nueva reordenación de la zona, debe cambiar su ubicación. Ese espacio debería servir para descentralizar y crear un nuevo Ayuntamiento, moderno, con mejores servicios que se convierta en una verdadera plataforma de transformación para la ciudad. Es un proyecto ambicioso, pero pensamos que es factible.
Podríamos intentar un acercamiento a los temas de los que hablaba usted anteriormente. Empiece por movilidad.
La movilidad nosotros la vinculamos directamente al urbanismo. Nosotros estamos en desacuerdo con el plan de movilidad que se aprobó puesto que se trataba de un plan de mantenimiento urbano más que de movilidad. El ochenta por ciento del presupuesto se dedicaba a la compra de autobuses. La compra se tenía que hacer igualmente. Nos parecían bien aspectos como la ZUAP, la consolidación y racionalización de las zonas 30, que deben ser efectivas, pero no hay mucho más, no se profundiza más allá de esas grandes cuestiones y de la reclamación clásica de las nuevas estaciones de Renfe y de Ferrocarrils.
Algún día habrá que dejar de darles la espalda a las rieras ¿no?
En otras ciudades se han elaborado proyectos de incorporación de rieras a la trama urbana con inversiones mínimas. Tiene razón cuando dice que vivimos de espaldas a las rieras. El coste de los saneamientos no es elevado. Se puede planificar a medio plazo y la integración se podría vincular a la inversión privada en algunas zonas, no en los términos que se pretendía en torno a la Riera del Palau. Es necesario un plan director a ocho o diez años vista. Muchas ciudades han convertido las rieras en verdaderos espacios públicos y nosotros nos lo tendríamos que plantear ya.
Se ha referido también a la educación.
Antes hablaba de la foto de la ciudad en 2015 y la de ahora. En cuanto a educación, la foto es la mismo o incluso peor la de ahora. No hacen falta tantas comisiones, estudios e informes para entender que tenemos un problema de segregación. ¿Cómo se soluciona eso? Con esfuerzo, imaginación y dinero, pero hay que ponerse.
Oiga, en todos estos temas de espectro tan amplio y cuyas competencias no son municipales, ¿qué capacidad de incidencia tienen los ayuntamientos?
Es cierto que la capacidad es limitada, pero hay instrumentos de actuación política. El Ayuntamiento de Terrassa gestiona 240 millones de euros. Hay formas de influir. Mire, un ayuntamiento tiene competencias legales muy concretas, pero, precisamente, lo que se les pide a los partidos es que se vaya un poquito más allá. Con respecto al fomento del empleo y el desarrollo económico, por ejemplo, el POUM es un excelente instrumento. Si se facilita la instalación de empresas se actúa directamente sobre el empleo en la ciudad. Hay instrumentos, aunque no sean competenciales.
El tema de los lazos lo han convertido ustedes en algo personal ¿no le parece?
Nosotros, lo que decimos es que los lazos en las instituciones no pueden estar, pero es porque lo dice la ley. Yo no tengo ningún problema con relacionarme con personas que llevan lazos, lo respeto absolutamente, pero hay que respetar la ley. No hay más.
Pero sus campañas de retiradas de lazos no han sido en las instituciones, han sido en la calle.
Estamos hablando de espacio público. Si alguien quiere utilizar el espacio público, para lo que sea, incluso para colgar un lazo, lo puede hacer, pero tiene que pedir permiso. Y si pide permiso y lo cuelga, tiene que decir, cuándo lo va a quitar. Nosotros entendemos que no se puede poner el espacio público al servicio de una ideología política. Todos sabemos de qué estamos hablando.
Al margen de un par de episodios puntuales en la Rambla y delante de los juzgados, en Terrassa no se ha visto afectada la convivencia en extremo, al menos hasta ahora.
Ojalá siga así. Es una muestra del talante de los representantes políticos en la ciudad. Todo el mundo sabe que nosotros tenemos nuestras diferencias y nuestras controversias, que se dirimen en el pleno. No ha habido enfrentamientos ni dentro ni fuera del pleno y ese respeto y responsabilidad de todos ha tenido reflejo en la calle. Los partidos hemos sido un muro de contención de conflicto.
Estamos llegando al final.
Oiga, no me pregunta usted por la vivienda ni por el agua. Son dos temas que me gustan especialmente.
Faltaría más. Usted mismo.
Últimamente relaciono los dos temas y me doy cuenta de que, del tema del agua, a los políticos de Terrassa no les gusta hablar. Claro, se ha dictado una sentencia contra el proceso de municipalización del servicio que escuece, porque la mayoría lo aprobó.
No parece que haya mucha preocupación.
Están disimulando, sin duda. Tendrían que estar muy preocupados. La sentencia es contundente, no tiene ninguna ambigüedad y dice que los técnicos municipales no estaban capacitados para llevar a cabo el proceso. La jueza ha entrado a fondo y dice que el Ayuntamiento ha hecho una expropiación indebida. Esto nos puede costar sesenta millones de euros y sea la cifra que sea, el Ayuntamiento, no los tiene.
Estamos en primera instancia.
Sí y se puede recurrir y esto se solucionará dentro de cinco o seis años o los que sean, cuando ellos ya no estén. Yo le dije muy claro al alcalde que si el patrimonio que estaba en juego fuese el suyo personal, no se habrían adoptado según que decisiones. No me quiso contestar. Si gobernamos, lo primero que vamos a hacer es enderezar esta cuestión. No nos podemos permitir que en cinco o seis años el Ayuntamiento pueda enfrentarse al pago de veinte, treinta o cincuenta millones de euros.
El modelo no está en cuestión.
En el modelo no entro. Se tomaron decisiones puramente políticas, sin tener en cuenta ni la capacidad para llevarlas a cabo ni las consecuencias. Fue una decisión inconsciente del alcalde Ballart para que nadie le adelantara por la izquierda. No voy a hablar de la municipalización, pero la reversión hay que hacerla bien, hay que hacerla legal.
¿Y vivienda?
Pues que no se han llevado a cabo políticas para solucionar el problema. El Ayuntamiento de Terrassa no ha hecho ni una sola vivienda pública en cuatro años. Se han aprobado en Terrassa con nuestra participación dos proyectos que contienen entre trescientas y cuatrocientas viviendas públicas. Los comunes, siempre hacen bandera, pero se opusieron.
Ustedes hablan mucho de derechos en superficie.
Efectivamente. Hay que buscar maneras de facilitar la inversión privada. Los derechos en superficie permiten que en un tiempo determinado, lo que se construya en terreno municipal, revierta en el municipio y luego eso se vende a un precio determinado. Es decir, que hay que ser imaginativos y valientes para solucionar el problema de la vivienda. No es un invento nuestro y hay también otras vías, pero esta se puede hacer ya. El departamento de Territori ha estado más pendiente del agua que de solucionar el problema de la vivienda. Hay muchas familias que necesitan un techo.