Ya es una tradición de la Fira Modernista que Castellers de Terrassa se dejen la camisa blauturquesa en el local para hacer castells con la ropa, las formas y las construcciones que eran habituales a finales del siglo XIX y principios del XX. Y la colla del calle Pasteur ha llegado al virtuosismo en los castells "a la antigua", como demostró el sábado en la plaza del Progrés. Antaño, las collas eran de pocos miembros y recorrían las calles de las localidades, antes de actuar, en búsqueda de gente que sumar a su pinya. Y también Castellers realizó antes, a media tarde, una cercavila, en la que sus miembros, ya con indumentaria de la época y acompañados de un carro, recorrieron la Rambla d’Ègara y otras calles, a esa hora ya atestadas, sonando sus gralles y tabales y levantando varios pilars de quatre.
En la plaza del Progrés, y tras las actuaciones del Drac de Terrassa y el Drac Baluk Astaroth, y dos pilars de quatre de inicio, Castellers abrieron con el dos de sis descargado amb dos figueretes, esto es, que un miembro de dosos y otro de terços bajaron haciendo el pino sobre los hombros de otro casteller. La sensación era que se lanzaban de cabeza, una imagen que resulta ahora insólita en el mundo casteller.
Siguió un tres de set descargado con solvencia pero, aparentemente, sin rasgo que lo diferenciara de los actuales. Por el contrario, el pilar de quatre a la veracreu marcó otro gran momento de anacronismo casteller. Un pilar tal como se hacían hace más de cien años: cada piso se estiró en el suelo y desde allá el espadat se fue levantando desde la enxaneta hasta el baix, como si de una sola pieza se tratara.
Mayor vistosidad tuvo aún el cinc de sis net a la antiga, que Castellers realizaron con los dosos cambiados (girados). Hubo un primer intento frustrado, porque ya habían comenzado a sonar las grallas y al enxaneta no le podían poner el casco. Pero al segundo intento se completó a la perfección este añejo castell, articulado con una columna de tres castells y otra de dos, entrelazadas, cada cual con su propia enxaneta, que hizo cada una su aleta, primero una, después la otra.
Un tres de sis vertiginoso
Pero el súmmum de la espectacularidad llegó con el tres de sis aixecat per sota. Más concretamente, en el momento en que algunos de los castellers que estaban agachados se levantaron y ascendieron a otros a gran velocidad. Como si fueran propulsados mecánicamente, como si los viéramos subir en ascensor. Muchos de los entusiasmados espectadores se preguntaron como podía haber sido posible. La aleta motivó un gran aplauso, y la bajada fue rápida y perfecta.
Castellers finalizarían su actuación modernista con dos pilars de quatre y un pilar de tres net dels caragirats, en el que los componentes miran una vez a cada lado. Y que tuvo otro elemento insólito en nuestros días: todos los integrantes de la pinya se agacharon con los brazos por delante para volverse a levantar pocos segundos después.
Y con la colla reunida en el escenario de la plaza, haciéndose fotos y la ola, acabaron estos 45 minutos de recreación de castells antiguos, a cuya preparación los blauturquesa habían dedicado buena parte de los ensayos de la semana.