Los cineastas y productores que han entrado en la Casa Museu Alegre de Sagrera para rodar se han fijado en muchos espacios y detalles pero no todos han sido objetivo de sus cámaras, a veces porque no los necesitaban y otras porque hay elementos que son demasiado sensibles a la luz. Fuera de foco queremos destacar hoy, dando continuidad al reportaje "Una casa de película", publicado ayer, las pinturas modernistas que se hallan en el hall y en la escalera de la residencia firmadas por dos grandes pintores del paisajismo catalán, Pere Viver y Joaquim Vancells, quienes en su prolífica y diversa carrera artística también tantearon el cine.
Pere Viver (Terrassa, 1873-1917) firma la decoración del hall-recibidor de la casa. Es un conjunto de pinturas al óleo sobre tela realizados en 1913 por encargo de los propietarios. Las pinturas murales se presentan al visitante como un gran paisaje simbolista en el que se observa una tendencia emparentada con la tradición romántica centroeuropea del siglo XIX en el mismo tema. La técnica utilizada, pintura adherida al muro y adaptada a la forma del mismo sin fisuras, provoca que los ambientes creados se conviertan casi en una escenografía teatral. Un tratamiento este que Viver conocía porque también había hecho colaboraciones en este campo para teatros locales.
Creatividad
En este mural, Viver despliega toda su creatividad y sensibilidad artística. Las obras evocan escenas de la naturaleza, prácticamente en soledad, donde los zonas boscosas centran todo el protagonismo y se visten cromáticamente de ocre y verde, este último color en menor medida. En alguna de las composiciones añade algunos recursos más como el agua donde se refleja la luna. En otra, la naturaleza ha fijado la mirada en un campo de cultivo y aparecen campesinos sembrando las tierras. Es la única escena del conjunto de corte doméstico. En contraposición, otra escena plenamente idílica, fantasiosa, donde crea una atmósfera nebulosa, casi dramática, en la que asoma un templo clásico frente a un estanque y junto a él se insinúa la presencia de dos jóvenes, una de ellas tocando el arpa.
Viver también es el autor de otras dos pinturas que hay en el vestíbulo de la residencia y que datan entre 1913 y 1915. Las imágenes decorativas de este espacio son mucho más amables y placenteras. Están ambientas en jardines y la iconografía que sobresale es la propia del romanticismo considerado de masas: ninfas, guirnaldas y paneras florales, balaustradas, templos clásicos, estatuas… Todas las escenas respiran un mundo de ensueño, dulzura y armonía. Además de las pinturas de Pere Viver, se conservan también las de Joaquim Vancells (Barcelona 1866-1942) localizadas en la escalera noble que da acceso al primer piso. Este pintor, que residió muchos años en la ciudad, decora ese espacio constructivo con un conjunto de cuatro obras que aluden también a la naturaleza. La más significativa es la dedicada a las Altures de Rubió, donde Joaquim de Sagrera fue hecho prisionero y condenado a muerte en el año 1811. Las otras representan los tres fincas de propiedad de la familia: Ca N’Ametller de Abrera, y Mas Valls y Can Palet de Ullastrell. La Casa Alegre atesora otros elementos decorativos modernistas que han sido filmados y preservados más de un siglo. Nos referimos al conjunto de vitrales pintados de gusto exquisito, con alegoría a la naturaleza (flores y frutas) que decoran el "envidriat". Toda esta obra artesana y minuciosa, de gran belleza, se atribuye a los hermanos Mauméjean, de nacionalidad francesa, que abrieron uno de sus talleres en Barcelona. También se conserva el mobiliario de estilo clásico y madera noble del "quarto de reixa", integrado por una mesa, ocho sillas, dos sillones y un sofá con espejo, así como el piano que hay en esta sala. Asimismo, se ha mantenido el pavimento hidráulico de la planta baja y la reja de hierro floral diseñada por Melcior Vinyals que separa el patio de los jardines de estilo y gusto francés.