La tecnología al servicio de los bosques. Así es como ve Endesa el uso de la innovación en el medio natural, consciente de la importancia que tiene proteger la naturaleza. Para hacerlo, la compañía utiliza soluciones cada vez más innovadoras, que van más allá de la clásica tala y poda selectiva de la masa forestal. El uso de la tecnología LIDAR y las termografías son un buen ejemplo, pero también la búsqueda constante de nuevas tecnologías que las complementen e, incluso en un futuro, las sustituyan.
Siguiendo esta filosofía, Endesa ha destinado este año cerca de 1,3 millones de euros al Vallès Occidental dentro de su plan anual para la campaña de protección de los bosques, plan que se vertebra básicamente en tres ejes principales: la limpieza y cuidado de la masa forestal que crece alrededor de la red eléctrica; el uso de helicópteros para realizar termografías, escaneos láser del terreno (LIDAR) e inspecciones visuales (también con drones), y revisiones exhaustivas (a pie de línea) de las instalaciones.
Estas tres líneas de actuación se realizan de forma continuada y periódica, pero hay una que se ha llevado a cabo de forma especialmente intensiva y que ha finalizado esta primavera. Se trata del escaneo láser -con tecnología LIDAR- del cien por cien de las líneas de alta tensión, un proyecto que comenzó hace tres años para determinar que la distancia entre la masa forestal y las infraestructuras es la correcta, además de hacer estudios de crecimiento de la vegetación.
Ahora, una vez completado el proyecto, la compañía cuenta con mapas tridimensionales de todos los bosques que rodean la red eléctrica y le es más fácil detectar los s puntos donde hay que intervenir.
Pero toda preocupación es poca. Por eso, Endesa va un paso más allá y ya está empezando a estudiar cómo pueden los satélites que orbitan alrededor de la tierra ayudar, entre otros, a proteger los bosques. Y es que estos aparatos capturan constantemente imágenes que, una vez rasterizadas, y mediante el machine learning -disciplina de la inteligencia artificial que crea sistemas que aprenden automáticamente-, pueden medir automáticamente las distancias de seguridad entre el cableado eléctrico y la vegetación. Al mismo tiempo, también podrían detectar cada especie de árbol, su geolocalización de forma precisa e indicarían cuándo se debe hacer la tala y poda tras calcular, por sí solos, el ritmo de crecimiento de la masa vegetal.
Por todo ello, el control podría ser mucho más preciso, eficiente y aún más exhaustivo, sin necesidad de sobrevolar los casi cien kilómetros de líneas que Endesa tiene en Catalunya.
Del total de 98.127 kilómetros de líneas eléctricas que Endesa tiene en Catalunya, el 53,7% son aéreas -o lo que es lo mismo, 52.681 kilómetros- y, por tanto, están sujetas de alguna manera a zonas boscosas o con vegetación.
La especial orografía de los bosques, como elemento vivo, que crece y cambia constantemente, hace que la compañía -consciente de las dimensiones de su red- destine una inversión singular para proteger los espacios forestales catalanes, siguiendo sus directrices de sostenibilidad y protección ambiental. Se focalizan los espacios boscosos y otros especialmente sensibles para la sociedad, que reclaman una protección y una dedicación máxima. En concreto, un 97,1% de las líneas de alta tensión que hay repartidas por el territorio son aéreas, mientras que de media tensión son un 53,2% y de baja tensión un 50,7%.
Criterios
Por ello, una de las tareas esenciales es la tala y poda selectiva de la masa forestal que crece alrededor de las líneas eléctricas, respetando el espacio estipulado por la administración entre el bosque y los cables más próximos. Estos trabajos se realizan siguiendo los criterios de colaboración de agentes del territorio, como bomberos, agentes rurales, parques naturales o administraciones.