El restaurante La Trobada, novedosa iniciativa de espacio comunitario, bajó la persiana hace poco más de un año. Ayer renació con un cambio de enfoque profundo: ya no será aquel restaurante social, pensado para la inclusión, en el que unos comensales pagaban su menú de modo convencional, con dinero, y otros devolvían lo recibido colaborando en la cocina, en la limpieza o sirviendo platos. A partir de hora no estará abierto al público. Será la sede de la red ALEI, su impulsora. Sede de formación e información. Los usuarios aprendrán cocina y hostelería y serán ellos los consumidores de lo cocinado.
El nuevo local de las Associació Local d’Entitas per a la Inclusió Social (ALEI) de Terrassa está en la calle de Pere Fizes. Es un espacio con sala de reuniones, cocina, despensa y espacios de coordinación. Y con un patio. Miembros de las entidades integradas en la plataforma y representantes políticos asistieron ayer a una inauguración que tenía mucho de celebración: por el local nuevo y por los veinte años de constitución de la red, que fundaron en 1999 media docena de entidades con el propósito de trabajar por la inclusión social mediante la inserción laboral. Ahora ya son veintisiete las entidades agrupadas.
Eso fue en sl siglo pasado, recordó ayer Maruja Rambla, una de las fundadoras. Después llegó la época de la incorporación de las cláusulas sociales en los concursos municipales, de la presentación de la ALEI en el pleno, de la limpieza de las rieras a cargo de usuarios en un plan de empleo. Y después llegó la exitosa campaña de votación popular en los presupuestos participativos que ganó el proyecto de la red para crear un refugio para personas sin techo. Y llegó luego La Trobada, la primera.
La Trobada, iniciativa de restaurante comunitario importada de Bélgica, funcionó durante cinco años. Desde el 2013 estaba en la calle del Teatre, en la sede de Minyons. Unos comensales abonaban su menú a la usanza habitual, con dinero, y otros lo hacían en la cocina o en la limpieza, o sirviendo platos. Las personas en riesgo de exclusión que participaban en el proyecto ampliaban sus contactos, reforzaban su atoestima, adquirían hábitos saludables.
Tiempo de espera
Aquello acabó a finales de abril del 2018. Minyons necesitaba el espacio y, llegado el momento de la mudanza, ALEI no había encontrado un local alternativo. Se tomó un respiro a la espera de encontrar un sitio de mayores dimensiones para ampliar la iniciativa. Quería "reformular el proyecto" y durante esa espera los usuarios de la red llevarían a cabo actividades de voluntariado en las entidades de la plataforma. Tuvo una opción en la Plaça Nova, mas no encajaba en el Plan de Acción Municipal.
El tiempo de espera ha sido largo, como reconoce ALEI, pero ha dado a los impulsores la oportunidad "de vivir nuevas experiencias" con actividades diversas y ha motivado la necesidad de adaptación a nuevas circunstancias y realidades sociales. La red ha podido revisar el proyecto y modificarlo "para que pueda ofrecer la mejor respuesta posible a las necesidades de las personas en riesgo de exclusión de la ciudad". La Trobada se renueva. Ya no será un restaurante como el que sirvió 28.000 menús en cinco años. Cambia su formato pero seguirá siendo instrumento para la inclusión social.