El tramo es de apenas cien metros. Y en esos cien metros hay seis palmeras quemadas. Los troncos transformados en un palo negro. Alguien les pegó fuego el pasado fin de semana en una oleada de incendios inusual. Lo habitual en cuanto a actos vandálicos es que ardan contenedores de basuras. En la calle de Francesc Català-Roca, en el barrio del Cementiri Vell, lo que arden son los árboles.
"Esto es desolador", lamenta una vecina mientras observa el tronco pelado y oscuro y el suelo ennegrecido a su alrededor. La temperatura alcanzada por la palmera más próxima reventó un cristal en otra vivienda. Y lo que podría haber ocurrido con el césped artificial de las terrazas del edificio.
Los servicios de emergencias recibieron una sucesión de llamadas que alertaban de los fuegos. El sábado, a eso de la 1.30, alguien avisó de las llamas que devoraban una palmera en la zona. Acudieron efectivos de los bomberos para apagar ese fuego.
Fue más agitada la madrugada del domingo. A las dos, los bomberos supieron de un fuego en la calle de Francesc Català-Roca, a la altura del número 12, donde se quemaban dos palmeras. A los pocos minutos se extendió otra alarma. Y, apagado ese incendio, los bomberos debieron volver al Cementiri Vell. Otro fuego quemaba otro árbol, esta vez frente al número 10. Eran las 3.45 de la madrugada. A las 4.35 el fuego quemó unos diez metros cuadrados de matorral en otro sector, en el Parc de Vallparadís.
El paisaje era triste de ceniza a las pocas horas. "Mira, han pegado fuego a una palmera", decía un hombre a su pareja mientras caminaban por la calle de Francesc Català-Roca el lunes por la tarde. Y señalaba, incrédulo, un tronco devastado. "Y otra, mira", repetía unos metros más adelante, camino de la Rambla de Sant Nebridi, casi en la esquina. En la Rambla de Sant Nebridi ardieron contenedores hace una semana, recuerda el vecindario, el mismo que lleva meses soportando apagones en el alumbrado público.
No se sabe quién prendió los árboles, aunque algunos testigos vieron a un grupo numeroso de chicos armando follón de madrugada en la zona. Quién sabe si fueron ellos. Lo que sí sabe parte del vecindario es de la sensación de inseguridad que le embarga, por la oscuridad reinante y por la oleada incendiaria, posiblemente lo segundo auspiciado por lo primero. "Tenemos miedo", admite una vecina al tiempo que repasa con la vista los troncos quemados.
El Cementiri Vell ha sido escenario de incendios callejeros varias veces en los últimos años. En el verano del 2016 ardieron contenedores de residuos en la calle del Prior Tàpia, muy cerca del lugar donde se quemaron palmeras el pasado fin de semana. En junio del 2017 ardieron en una noche cuatro contenedores en la misma calle. Y ardieron más en la noche del 3 de julio. Y el 6 de julio otro incendio destruyó tres recipientes en ese punto. En una sola noche de abril del 2010 se quemaron contenedores en la calle del Prior Tàpia y muy cerca, en la de Estanislau Figueras. Lo mismo ocurrió el 1 de agosto del 2016.