El Centro Ocupacional (CO) es donde se llevan a cabo los servicios terapéuticos de atención diurna para personas con niveles de necesidad de apoyo intermitente, limitado y extenso. El centro acoge tanto a los usuarios del Servicio de Terapia Ocupacional (STO) como a los del Servicio Ocupacional de Inserción (SOI).
"Fupar está al lado de las personas, acompañándolas. Somos un apoyo para hacer camino junto a las personas y conseguir que sean más autónomas y felices", explica Marta Puig, responsable del centro.
Desde el CO, Fupar trabaja el ajuste personal (actividades destinadas a favorecer la autonomía y potenciar las capacidades personales) y la ocupación terapéutica (actividades dirigidas a trabajar los hábitos vinculados al mundo laboral a partir de la elaboración de distintos materiales) en cinco áreas: área horticultura (proceso de aprendizaje-servicio a la comunidad en la que niños, niñas y maestros cuidan de un huerto en su escuela), área de personas mayores (acciones específicas orientadas a preservar las funciones cognitivas y de relación de las personas envejecidas y con deterioro), área TEACCH (dinámica que sigue el método TEACCH de atención a personas con Trastorno del Espectro Autista), área papel (actividades que tienen como base la elaboración de productos artesanales hechos 100% con papel reciclado), y área de manipulados (manipulación de productos como terapia ocupacional). Además, muchos participan en actividades socioculturales y deportivas.
Cada persona que está en el Centro Ocupacional tiene un programa individual que se consensua con el propio usuario y todo el equipo multidisciplinar de Fupar. Así pues, se buscan las actividades que encajen mejor con el usuario, que hagan mejorar o por lo menos mantener sus capacidades. "Actualmente, cada una de las 160 personas atendidas en el Centro Ocupacional tiene un horario distinto. Cada persona tiene una realidad distinta, por eso hacemos una atención centrada en la persona", señala Puig. "Cada vez hay más diversidad y técnicamente hemos tenido que aprender. En un principio tratábamos a todas las personas de una forma similar y bastante estándar. Poco a poco, hemos visto que hace falta intervenir de distintas formas para tener éxito con cada persona", reconoce.
En este sentido, cabe destacar que ya hace unos cuantos años, la entidad empezó a especializarse en la atención de personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA). "En otros centros, estas personas conviven con el resto de usuarios del centro ocupacional. Nosotros vimos que estas son personas que necesitan un espacio mucho más relajado. Nos empezamos a formar con un programa que se llama TEACCH y creamos unos espacios diferenciados para estas personas, que requieren tener muy bien pautadas las actividades a realizar y no necesitan demasiados estímulos", señala Josep Ribera, gerente de la Fundació Antiga Caixa Terrassa. "Hay personal de otros centros que viene aquí porque quieren tomar ejemplo", añade.
Del mismo modo, desde Fupar también se acompaña a la familias de los usuarios. "Es muy importante que familia, usuario y fundación vayamos en la misma dirección. En este sentido formamos a los familiares, ofrecemos conferencias, tenemos grupos de ayuda mutua…", detalla Puig.
Un centro abierto
Por otro lado, hace falta recalcar que Fupar es un centro abierto. "Clásicamente, las personas con discapacidad tienen un mundo muy cerrado. Nosotros queremos que sean personas con pleno derecho de rol como ciudadanos. La única forma de conseguirlo es trabajando con la sociedad y acabando con los prejuicios", dice Puig. Por eso, Fupar impulsa actividades en la comunidad (centros educativos, entidades de ocio y de gente mayor) que siguen la metodología de aprendizaje servicio (APS), y fomenta proyectos inclusivos en las escuelas, además de acoger la visita de muchos estudiantes y socios de entidades y clubes. "Lo que estamos promoviendo es el acercamiento a la ciudadanía. Se están haciendo muchas actividades en la ciudad y en escuelas", explica Ribera. "Para poner un ejemplo: hay grupos de usuarios del CO que van a las escuelas, montan un huerto y explican a los niños cómo cuidar de él. De este modo se rompen tabúes. Desde pequeños, los niños se acostumbran a ver a personas con discapacidad dentro de la actividad normal de una ciudad. Además, esto mejora la autoestima de nuestros usuarios, que pasan de ser personas cuidadas a personas cuidadoras", destaca.
Pero no todo va viento en popa. "La administración no nos acompaña. El decreto que regula nuestra actividad es de 1989, de cuando se crearon los centros ocupacionales", denuncia Puig. Además, desde el año 2009, el financiamiento que reciben los CO de parte de la Generalitat no ha variado. "Los módulos están congelados desde hace diez años cuando el coste de la vida y los salarios del personal ha aumentado", lamenta Ribera, que pide más recursos a la administración para poder mantener un modelo de atención de calidad.