"Parece que llevas haciendo esto toda tu vida", soltó una espectadora jovial a Laura, y Laura sonrió con esa sonrisa oceánica que llenaba la pasarela. Eran la pasarela y las sonrisas de plenitud de Laura y de Marta, también de Eva, Claudia y Mari Carmen, las cinco modelos, usuarias de Oncolliga, que ayer mostraron más de ochenta prendas de ropa interior y de baño en el tradicional desfile de la fundación.
El desfile de Oncolliga, entidad de ayuda a enfermos de cáncer y a sus familias, celebró ayer su decimoctavo desfile de lencería y piezas de baño. Y Laura, Eva, Claudia, Marta y Mari Carmen se "comieron" la sala entre aplausos y las explicaciones de Carme Espí.
La farmacia y ortopedia, especializada en prótesis mamarias, que regenta Espí colabora con el desfile, como la empresa Anita, que fabrica las prendas adaptadas para mujeres operadas. Los sujetadores de deporte, por ejemplo, que incorporan bolsa para las prótesis mamarias, o aquellos con tirantes regulables para mejorar la comodidad o con copas de relleno, o aquellas fajas "que nada tienen que ver con las de nuestras abuelas", resaltó la farmacéutica en su detallada información sobre cada una de las prendas enseñadas.
Informó de los sostenes adaptados para aquellas personas que han debido sufrir la extracción del músculo pectoral, o de aquellos con banda superior, exhibible o no, para las mujeres que presentan cicatrices o deben protegerse del sol.
Prótesis
En fin, desfilaron las modelos por un día con la sonrisa puesta y perenne y un vestido de playa por aquí, un bañador elegante por allí, un pareo de colores exóticos por allá, una pieza alegre y vistosa con gorro a juego, este sujetador reforzado por todos sitios, este que no marca nada, esta prenda creada para que las prótesis de silicona puedan transpirar. Había hasta sostenes de lactancia.
"Ellas son las verdaderas protagonistas", dijo Carme Espí al principio del acto para presentar a las chicas dell desfile. Al final, las "verdaderas protagonistas" posaron en el escenario con los últimos modelos, envueltas en aplausos y, como no, con la sonrisa puesta. Laura se marcó un zapateado breve. Parecía que se había dedicado a ello "toda la vida". ¡Guapas!, les gritaron.