El Recinte Firal del Passeig del 22 de Julio fue cita obligada este fin de semana para aficionados y curiosos al Playmobil, ese juguete de plástico de origen alemán creado por Hans Beck hace más de cuatro décadas. El espacio se transformó en un gran parque temático que reunió diez mil figuras de Playmobil. Hubo exposición, talleres, juegos y también tiempo para comprar click.
El mayor atractivo de la Fira del Col·leccionisme Playmobil fue la gran muestra de dioramas. En esta edición, la cuarta, se presentaron veinte realizados por veinte autores distintos llegados de Catalunya. La exposición permitió al visitante sumergirse en mundos tan reales como fantásticos, donde cualquier figura en si misma merecía su atención por presentar casi siempre un rostro empático.
Había maquetas que recreaban hechos históricos, como las batallas de Hattin de 1187 y la de Berezina de 1812; ciudades modernas, medievales, asiáticas y desiertos, así como paisajes alusivos a la cálida primavera y al crudo invierno. Otros escenarios tenían como protagonistas a personajes de ficción tan reclamados como Astérix y su séquito de romanos.
Un juego infinito
Niños y adultos que visitaron la feria no dejaron de sorprenderse ante el despliegue de tantos mundos a sus pies, tan detallados y precisos. "La exposición de este año tiene mucho nivel. El paisaje de primavera que se ha recreado, por ejemplo, es increíble".
Lo contaba Sergi que recorría la muestra en familia, con su pareja Sílvia y dos hijos gemelos, Pau y Eric, de 6 años. "El juego del Playmobil te abre una ventana infinita para crear mundos fantásticos en miniatura". Pau y Eric, junto a sus padres, reclamaron su mirada para decir que les gusta recrear ambientes de policías y egipcios.
A pocos metros Juan, con su hijo Jan, de 3 años, y su sobrina, Paula, de 12, elogiaba también este juego de millones de iconos. "Venimos siempre. Yo jugaba de pequeño y ahora he vuelto a recuperar la afición con mi hijo. Es un juego didáctico, muy entretenido, creativo. Con mi hijo Jan hacemos castillos y dragones". Para Mònica y Enric, padres de Laia, de 12 años y Aina, de 9, es un juguete sin límites, sin fronteras. "Da muchísimo juego, es infinito", señaló Mónica. La feria reservó de nuevo sus metros para los más pequeños. Júlia, de 9 años, examinaba su diorama inspirado en una rua de Carnestoltes que presentaba al concurso infantil. "Me gusta mucho el Playmobil. Y, para el certamen, he hecho un desfile carnavalesco con comparsas de edad media y egipcios. y mucho público que ha salido a la calle para observar". Júlia, con su padre, seguía recorriendo su maqueta. "Creo que ya está", afirmó sonriente mirando a su progenitor.