Terrassa

La ventana indiscreta

Corría el año 1954 cuando se estrenó "La ventana indiscreta", una película dirigida por el mago del suspense, Alfred Hitchcock, basada en un relato de Cornell Woolrich. El protagonista del film es un fotógrafo, interpretado por James Stewart, que se ha roto la pierna trabajando, y se entretiene en casa con unos binoculares y una cámara a mirar qué pasa en las viviendas de enfrente.

Hacemos referencia a esta película porque nos vino a la memoria el domingo cuando asistimos a "El chico de la última fila", de Juan Mayorga con dirección de Andrés Lima. En esta obra hay también una persona, un joven, un alumno, que se cuela en la casa familiar de un compañero de clase, y lo qué percibe le sirve para sus redacciones.

Ficción dentro de la ficción. El texto de Mayorga tiene tantas capas que quizás sería necesario ver esta propuesta más de una vez para apreciarla como es debido. Tenemos por un lado un profesor de literatura que incentiva a un alumno, con madera de escritor. Y de otro, la historia de una vida ajena, de una familia con un hijo, que el pupilo va novelando por entregas. Y después está la mujer del profesor, una galerista en horas bajas, que acaba también por engancharse a los capítulos del joven autor.

La pieza de Mayorga es compleja porque exige al público mucha concentración para no perderse en un mar de detalles y sensibilidades. En esta obra se habla de creación literaria y de hasta qué punto es lícito escribir sobre una intimidad que no nos pertenece y airearla públicamente a los demás. Y se expone también como ese juego acaba siendo bastante perverso. Porque el profesor -escritor frustrado- no halla el momento de acabar con la práctica y cada vez se siente más atraído y pide más. Y también su esposa, la galerista, queda atrapada por ese "continuará".

Cabe decir que la historia, en las dos secuencias y planos, mantiene su interés hasta el final. Los personajes y las situaciones van "in crescendo" hasta generar, incluso, una sensación de inquietud, de qué pasará, de thriller.

El relato de Mayorga está muy bien escrito y es singular en su planteamiento. Y ha confiado en un director, Andrés Lima, que ha elegido un reparto actoral que lo defiende con mucha credibilidad.

Naturalidad
Sergi López, en el papel de profesor, hace gala de una gran naturalidad. Se enfunda en el personaje como si llevara un traje a medida y expresa con acierto todas las emociones que le provoca ese "tercer ojo". López establece una gran complicidad con su alumno, a quién regaña pero le anima al mismo tiempo, y también con su pareja, Míriam Iscla, quien vuelve a confirmar su talento como una de las grandes de la escena catalana. Guillem Barbosa, el escritor emergente, vierte todas las energías en un rol que le pide un divertimento peligroso. Por su parte, David Bagés (Rafa padre) y Anna Ycobalzeta (Esther), junto a Arnau Comas (Rafa, hijo), nos ofrecen ese retrato de un matrimonio convencional, donde la rutina (no exenta de soledad, frustración y anhelos) se ha instalado para quedarse. La obra tiene una factura impecable. Gustó la trama y la interpretación. Hubo ovaciones y el grupo de actores se mostró complacido. Es difícil ver a Sergi López en la escena teatral pero cuando lo hace le sienta de maravilla. Es un actor que se vislumbra generoso. Con él, hemos descubierto a un nuevo "Merlí", ese profesor de Filosofía que daba vida Francesc Orella en un instituto y que arrasó en la pequeña pantalla de TV3. Esperamos que López haya escrito su "continuará" para disfrutar de nuevo de su trabajo.

"El chico de la última fila"
Obra de Juan Mayorga. Dirección: Andrés Lima. Intérpretes: David Bagés, Guillem Barbosa, Arnau Comas, Míriam Iscla, Sergi López y Anna Ycobalzeta. Día 23 de marzo. Teatre Principal de Terrassa 

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