Tan minimalista como ambiciosa, tan tierna y profunda como cargada de una energía y un misterio del que pocos artistas pueden hacer gala, Youn Sun Nah confirmó el viernes por la noche, en una sala de actos del Centre Cultural expectante y casi llena, su condición de renovadora absoluta del jazz vocal. Con un eclecticismo mágico y alejada de cualquier cliché, esta cantante coreana lo enriquece con microdosis de pop-rock, psicodelia, música clásica y contemporánea o popular asiática y, por supuesto, con su voz impresionante, que tan pronto se sitúa en un emotivo lirismo como estalla en rayos de energía.
Acompañada únicamente por dos músicos, Tomek Miernowski y Rémi Vignolo, que según la pieza iban envolviendo la voz de la artistas con las guitarras, los teclados, la batería (singulares percusiones), y las programaciones, sirviéndose tanto de elementos rítmicos como de arreglos contemporáneos, y a los que en algunas piezas sumaban delicados sonidos que ella misma extraía de una pequeña caja, Youn Suncentró la hora y media de su concierto en su último disco, "Immersion", y lo abrió con "Here today". "Bona nit. Estic molt feliç d’estar avui aquí. Moltes gràcies", dijo en catalán, voz tímida y dulce, para emprender, tras un intenso aplauso, "In my heart", su musicación del poeta místico medieval Rumi.
La tercera pieza fue su versión de "Isn’t it a pity" de George Harrison, y quedó claro que esta cantante coreana de 49 años llevaba tanto a su territorio -a su estilo indefinible, hipnótico, envolvente- las canciones ajenas, que apenas se las podía distinguir de las de su propia cosecha. Con "Asturias" de Albéniz, hizo incluso unos pequeños movimientos de baile de reminiscencias flamencas, para que después le estallara la voz, que mantuvo durante largo tiempo. "Voyage", un tema del disco del mismo nombre de 2009, permitió un extraordinario duelo voz-constrabajo, lo que repetiría sobre las guitarrerías aéreas de Miernowski en "A sailor’s life".
Con "The wonder", de aire más jazz-pop, Youn Sun volvería (para no salir) a "Immersion", e impresionó con el diálogo que conseguía entre un registro de voz aguda y otro grave, cambiando de uno a otro a cada línea, en la fracción de un segundo. "Invincible", también un tema propio, lo empezó cantando a capella y sirviéndose de un vocoder, y por momentos nos sono a una Laurie Anderson coreana.
Con su versión de "Mercy Mercy me (The Ecology)", el concierto entró en una última parte quizás algo menos intimista y más "poopy jazz". En este tema de Marvin Gaye se permitió el lujo de cantar con ningún otro instrumento que la batería. En estado de inmovilidad, de nuevo con los ambientes de guitarra eléctrica y contemporánea creados por Miernowski, cantó-susurró otro tema propio, "Mystic River".
Cohen, Legrand, The Supremes
La interpretación de "Hallelujah" de Leonard Cohen, que hizo extensa, con unos arreglos muy propios, marcó uno de los grandes momentos de la noche. "Gracias", susurraba Youn Sun entre tema y tema. Michel Legrand falleció el pasado 26 de enero, por lo que no podía faltar en el concierto "una french song" dedicada a su memoria, titulada precisamente "Sans toi". Como "The last of the night" anunció Youn Sun "God’s gonna cut you down", una tradicional coreana que curiosamente fue la pieza que sonó más rock y enérgica de todo el concierto, con guitarra acústica electrificada, batería y voz a todo ritmo.
A su término, apareció Valentí Grau en el escenario, llevándole un ramo de flores a la artista. Todos teníamos ganas de estarnos un ratito más en el singular universo musical, poético y creativo de Youn Sun Nah. Y los aplausos motivaron un bis de dos piezas enlazadas, la propia "I’m alright" y "You can’t hurry love", que milagrosamente mantenía la melodía y el espíritu con que la cantaban The Supremes pero sin que perdiera un ápice del estilo de Youn Sun. A la salida, había cola para adquirir su disco.