Siete de cada diez residuos que se depositan en el contenedor verde del resto podrían reciclarse y tener una segunda vida si se hubieran colocado en el contenedor correcto o llevado a la deixalleria. Así lo revela la campaña "Excuses o separes" que ha llevado a cabo el Consorci per a la Gestió de Residus del Vallès Occidental durante febrero y que ha inspeccionado el contenido de los contenedores verdes en siete municipios vallesanos.
Se consideran fracción resto los residuos que no pueden reutilizarse, como las boquillas de cigarrillo, el textil sanitario, los estropajos, el polvo de barrer o de la aspiradora, la cerámica, las cuchillas de afeitar o los preservativos, entre otros. Éstos materiales suponen entre un 19% y un 26% del contenido del contenedor verde.
Un 40% de la bolsa que va a parar al resto es materia orgánica que se ha depositado de manera incorrecta y que debería haber ido al contenedor marrón. Entre los restos orgánicos se han encontrado restos comida, de poda o vegetales. Un 25% era comida en buen estado como barras de pan, bocadillos enteros, fruta íntegra y comida envasada caducada. Son la prueba del despilfarro alimentario que sigue imperando en nuestros hábitos cotidianos.
Entre los residuos que no deberían ir a la bolsa del resto también se han localizado elementos que necesitan un tratamiento específico como material electrónico, escombros, cápsulas monodosis, café y ropa. Todos ellos deben ir a la deixalleria, donde se separan y se conducen a gestores específicos que pueden reaprovecharlos.
El volumen más importante de impropios en los contenedores del resto es el de los envases y brics. El 40% por ciento del volumen de residuos analizado en cada contenedor correspondía a este tipo de residuo.