Las mujeres tomaron ayer las calles en una jornada reivindicativa sin precedentes en la ciudad. La jornada vivió protestas a primera hora en la Rambleta y a mediodía las feministas se concentraron en el centro de la ciudad, cubriendo de lila el Raval de Montserrat. Por la tarde las mujeres despidieron el 8M con una de las manifestaciones más sonoras y multitudinarias convocadas en Terrassa.
La protesta de la tarde arrancó minutos antes de las 8 desde los dos puntos de convocatoria: los colectivos feministas del Comité de Vaga partieron de la plaza de Ricard Camí y la protesta de Terrassa Feminista desde Lluis Companys.
Pasadas las 8, ambos colectivos coincidieron en una sola manifestación que desbordó por completo la Rambla d’Egara. Miles de mujeres de todas las edades se sumaron a una protesta contra la desigualdad, la brecha salarial, las agresiones sexuales y los feminicidios, en un grito unánime contra el machismo y el patriarcado.
Las manifestantes inundaron desde el primer momento el paseo de la Rambla, que ayer reunió cerca de quince mil personas. Cuando la cabecera de la protesta alcanzaba el Portal de Sant Roc, la cola de la manifestación llegaba al mNACTEC. Pocas veces se ha vivido en la ciudad una movilización de tales dimensiones.
La protesta, que contó con varias cabeceras, avanzó Rambla abajo en tono festivo y reivindicativo. A lo largo del trayecto las mujeres gritaron lemas como “Visca, visca,visca, la lluita feminista”, “sin mujeres no hay revolución” o “la nit, la nit, la nit es nostra, cap agressió sense resposta”.
La repulsa a la violencia machista lideró buena parte de las reivindicaciones, que pedían “feminismo y equidad”, pero también que “ser mujer no sea un factor de riesgo”.
Durante la manifestación, las mujeres de la cultura popular se sumaron a la concentración con exhibiciones reivindicativas. Las capgrosses, bastoneres, gitanes, tabaleres, nans y castelleres realizaron varias actuaciones a lo largo de la protesta, en la que también hubieron malabares de fuego.
A la manifestación del 8M se sumaron ayer mujeres de distintos colectivos. Además de los grupos feministas, se vieron estudiantes, miembros de asociaciones, entidades, mujeres de todas las edades, muchas jóvenes y más hombres de los habituales en anteriores convocatorias.
Antes de la protesta, la riada de personas en dirección a la plaza de Ricard Camí y la Plaza de Lluis Companys ya era espectacular. La organización separó las convocatorias, pero la mayoría de las manifestantes no distinguieron entre una y otra. En ambas concentraciones se vieron mujeres de todos los perfiles, dispuestas a sumarse a una protesta unitaria y multitudinaria en la ciudad.
Pasadas las 9 de la noche, la manifestación llegó al Parc dels Catalans, donde se dio lectura a un manifiesto que reivindicó la pluralidad del movimiento feminista, heredero de una tradición de lucha protagonizada por tantas generaciones de mujeres luchadoras.
Como al mediodía, el manifiesto de la tarde planteó una larga lista de reivindicaciones, desde el cumplimiento del Pacto de Estado Contra las Violencias Machistas, hasta el derecho a una vivienda digna, pasando por el rechazo a la doble discriminación que padecen las mujeres con capacidades diversas o las trans, lesbianas y bisexuales. “La huelga no se para aquí –advirtieron–. Cada día seguimos en lucha porque si paramos, el mundo se para”.