A todos nos gustaría continuar con el carnaval, como mínimo unos cuantos días más, pero el miércoles de ceniza, siempre, inevitablemente, los acólitos de la Cuaresma (L’Esparver, los Quaresmots Famèlics) vencen a los partidarios del Carnestoltes (La Pàjara, afligida viuda, Les Donzelles Virginals) y se acaba la fiesta. Ayer, sin embargo, la tradicional ceremonia del Enterrament del Carnestoltes, fue distinta a la de años anteriores y es que la lluvia hizo que el acto concluyera antes de tiempo.
Unas cuatrocientas personas y una veintena de grupos de cultura popular (este año, con el Esbart Egarenc del Social ejerciendo de Donzelles) participaron en este espectáculo único en Catalunya, que comenzó a las ocho de la tarde en el Raval de Montserrat, cuando los Armats cogieron los cadáveres del rey Boignestolves V y la reina Bojavasonada del atrio del Ayuntamiento, donde durante los dos últimos días ha tenido lugar su velatorio, y los depositaron con cuidado en el carro mortuorio.
Se puso entonces en marcha la lúgubre cercavila, una comitiva que, además de los Armats, formaban les Ploraneres, La Pàjara, los miembros del jurado, los esqueletos, los Nans, los “torxers” y otros personajes de esta gran obra de teatro callejero que es el Enterrament del Carnestoltes de Terrassa, y también muchos ciudadanos que los seguían. Tras recorrer las calles de Gavatxons y Sant Pere, y el Passeig Comte d’Ègara, para sorpresa de algunos transeúntes, el séquito mortuorio alcanzó el Parc de Vallparadís. Allí, frente al Castell Cartoixa, y ante el público, debía desarrollarse la ceremonia de la quema.
En esta oportunidad, sin embargo, la parte final de este Enterrament quedó interrumpida debido a que coincidió con un momento en que la lluvia hizo acto de presencia de un modo persistente y con una cierta intensidad. “El cel està plorant pel nostre Carnestoltes” dijeron los organizadores a todos los asistentes, a quienes agradecieron su presencia. Por tanto, la pira ya no se encendió y el tradicional Enterrament del Carnestoltes quedó suspendido.
Una clausura de los carnavales de nuestra ciudad, que fue deslu-cida por la inclemencia del tiempo