Fin de semana, el que dejamos, de carnaval y también de danza. La temporada estable nos ofreció la oportunidad de ver "La bella durmiente", una de las obras del repertorio clásico más representadas y populares de todos los tiempos. La obra fue interpretada por el Sant Perterburgo Festival Ballet y no defraudó. Fue un espectáculo con una interpretación más que correcta, donde brillaron los solistas, especialmente las chicas que son las protagonistas del cuento de hadas que creó Charles Perrault en un remoto 1697.
"La bella durmiente" casi no necesita presentación porque su relato forma parte de nuestra infancia. La historia tiene como personaje principal a una princesa, de nombre Aurora, presa de un hechizo que la condena a la muerte. Pero nuestra bella hija de reyes será liberada del maleficio cuando halle el amor de un príncipe. Aurora entra en un profundo sueño y volverá a renacer al cabo de cien años.
El cuento tiene, como otros muchos, un mensaje de fondo que es la lucha de poderes, del bien contra el mal. En "La bella durmiente", el bien está representada por el hada de las lilas y su séquito que representa valores como la generosidad, la ternura, la travesura, entre otros, mientras que el mal está encarnado por Carabosse, una bruja acompañada de secuaces ratones.
Sant Petersburgo Festival Ballet representó la obra coreografiada por Marius Petipa, con música de Chaikovsky, con buena nota aunque echamos en falta esa fuerza emocional que hace que nos quedemos prendados, sin respiración. Un aspecto este que nos suele pasar con muchas compañías europeas. Fue un ballet en femenino, en el que brilló la protagonista, la princesa Aurora, defendida por Elena Kotciubira, en las variaciones y en el gran paso a dos del final. La bailarina demostró elegancia, técnica, rigor y agilidad para ejecutar los solos y se confirmó como la reina de la fiesta. Nos gustó también el hada de las lilas que supo expresar los diferentes registros, a través del baile, ante la adversidad y la alegría, así como su comitiva, cuando bailó por separado y en conjunto. También disfrutamos de los pasajes corales, donde ellas volvieron a destacar por tener un rol más activo y dinámico. Y nos sedujo, por esperado y conocido, el vals de las guirnaldas de flores.
El San Petersburgo Festival Ballet fue creado hace siete años. Es, pues, una compañía joven. En sus filas hallamos bailarines con talento y energía para enfrentarse a una "Bella durmiente" muy rica en pasos y movimientos, aunque algunos ya demostraron que tienen más dotes que otros y que pronto alcanzaran el grado de madurez deseado.
La compañía cuidó también la puesta en escena. Fue sobria sin apenas cambios. Y mimó de un modo especial el vestuario que lució muy distinguido y hermoso, esencialmente el del todo el cuerpo de baile. Los trajes fueron elegantes y las máscaras impactantes pero sin excesos.
LA BELLA DURMIENTE
Coreografía de Marius Petipa y música de P. Chaichovsky. Basada en el cuento homónimo escrito por Charles Perrault en 1697. Compañía: San Petersburgo Festival Ballet. Dirección: Dmitri Rudachenko. Solista principal: Elena Kotciubira (princesa Aurora)