Pasó el Carnestoltes dejándonos de nuevo las imágenes, sensaciones y experiencias propios del carnaval, un mundo fuera de nuestro alcance a lo largo del año pero que durante dos días pudimos explorar. Gracias a que Boignestolves V y Bojavasonada, los reyes del XLII Carnestoltes de Terrassa, aparecieron el sábado a media tarde en la estación del Nord para subirse a la comparsa oficial de Art & Dance ("Bojos pel Carnestoltes"), y encabezar una rúa con veintiséis montajes, a cuál más espectacular y vibrante. El de Terrassa volvió a ser uno de los grandes carnavales de Catalunya, y era realmente impresionante lo que habían puesto algunos grupos en sus vehículos. Los Boixos de Sant Llorenç, un tanque con un enorme "alien", seguido por muchos soldados extraterrestres de aspecto coleóptero. La Romeria dels Sants Ovaris, una reproducción del Vaticano, por lo que todos sus participantes lucían disfraces de aspecto papal o sacerdotal. El Porronet, que celebraba sus 25 años de "pecats origi-anals", una gran serpiente (y cada integrante de la comparsa llevaba una al cuello). The Crazy Family, un avión de hélice (que se movía) para encabezar un desfile de aviadores de época. Rives Triple Sex reconstruyó el "barco de Piolín". Amunt i Crits puso a rodar una isla con palmeras y volcán (que humeaba) en "L”illa dels papa-gais", seguida evidentemente por muchos papagayos.
Una temperatura insólitamente primaveral invitaba este año más que nunca a sumarse y disfrutar del ambiente, y fueron muchos los terrassenses que se disfrazaron para ver pasar las comparsas. Minutos antes de que Boignestolves V y Bojavasonada llegaran al Raval, donde estaba instalado el jurado, el grito de "Visca la República Independent de Terrassa" por el enmascarado presentador abría el acto de apertura de los festejos. Mascarada entregó el diploma de ganador del concurso del cartel a Xavi Gutiérrez, que deseó "buen Carnestoltes y mucha ‘rauxa’". Tras la lectura del pregón, llegó la comparsa oficial, el alcalde Alfredo Vega entregó la Llave de la Ciutat a Boignestolves V y Bojavasonada, que desplegaron una pancarta donde podía leerse "volem més cultura. Bojos pel Carnestoltes". A su lado, un enmascarado desplegó otras dos, una lila con el símbolo del feminismo, y, por encima,otra más pequeña donde se leía "llibertat presos polítics".
Recreaciones y reivindicaciones
Boignestolves V y Bojavasonada se juntaron con él jurado (ella sentada, él de pie), y comenzó el desfile y las coreografías de los montajes ante los hombres y las mujeres que decidirían los premios que esa noche se otorgaron en el Ball de Màscares. Los primeros en llegar fueron los Antoninots, 150 aztecas haciendo "La Gran Chingada" con un águila como tótem. Después, los "Formi Prodis", un hormiguero con mensaje reivindicativo (Prodis lleva diez años con los presupuestos congelados), y un grupo que debutaba en la rúa, la Fundació Prodis, con sus quince integrantes disfrazados de conocidas redes sociales.
Las comparas con mensajes reivindicativos y sociales (sin por ello dejar de lado la estética y el espíritu de carnaval) eran bastantes. Milenials se habían convertido en "Guerrers antibullying", y por eso vestían como de romanos, pero con lápices en vez de espadas, y en el vhículo llevaban enseres escolares de tamaño gigante. Entremeliats pusieron a bailar "La dominatrix tòxic" sobre un vertedero humeante, y sus disfraces estaban hechos con bolsas de basura negras. También Amics Mompalet advertían del "Climatix change" con un bloque de hielo que se derretía rodeado de fábricas humeantes, pelucas como nubes y más hielo en las piernas. La Baixada lanzaba relámpagos contra los cerdos machistas.
La comparsa ganadora, de Groc Cridaner, era una evocación del steampunk, este movimiento retrofuturista que mezcla elementos victorianos con ciencia-ficción primitiva. Amics x Sempre eran robots de "Rebelión en la granja". Castellers de Terrassa se convierteron en "curanderos quitapupas", con caldero y chamanes incluidos, el Drac se hizo escocés y Duty Free en una tempestad. Con el Social llegaron los extraterrestres, que habían dejado su ovni. Un desbordante río de fantasía y alegría de carnaval.
