El paquete urbanístico del pleno salió adelante gracias a la alianza del gobierno del PSC con PP, Ciutadans y los tres concejales del PDeCAT. Las tres formaciones suman mayoría absoluta de 16 concejales, una fórmula que se repitió en el dictamen para sacar la recogida neumática del POUM, el que permitirá convertir la Masía Egara en un hotel de hasta 64 habitaciones y el que modernizará la entrada a la ciudad por la Rambleta, aunque aquí con la abstención del PP, ERC y TeC.
En los debates se repitieron los argumentos expuestos por los partidos en comisión informativa. La neumática desaparece como obligación para los promotores de los nuevos sectores residenciales, una medida que la oposición considera que favorece a los constructores, eliminando un 20% de los costes de urbanización, y sienta las bases de una nueva burbuja inmobiliaria.
El gobierno defendió la bondad de la iniciativa, que permitirá reactivar los planes de Vapor Cortés y Sala Badrina. Lo hizo en un bronco debate en el que solo destacó una coincidencia enre partidos: la necesidad de afrontar en el próximo mandato la revisión del Plan de Ordenación Urbanística Municipal.
El Plan Especial de la Masía Egara también se aprobó, lo que permitirá a los propietarios incorporar el uso hotelero al complejo residencial del siglo XIV. La oposición denunció que el nuevo uso entra en colisión con la Anella Verda y recordó que el plan cuenta con un informe negativo de la Oficina de Evaluación Ambiental.
Apuesta estratégica
Por lo que respecta a la reforma de La Rambleta, el plan también salió adelante con el voto del PSC, PP, Cs y PDeCAT. Los partidos defendieron el proyecto como una "apuesta estratégica de ciudad", en boca de Javier González, de Ciutadans. Un plan que renovará la principal entrada a Terrassa por la C-58.
Marc Armengol, teniente de alcalde de Territorio y Sostenibilitat, defendió la bondad del plan y anunció que el gobierno tiene sobre la mesa la reforma del total de la Rambleta hasta la rotonda del Doré. Su concejalía, además, mantiene conversaciones con FGC para la construcción de la nueva estación de Ferrocarrils de la Generalitat frente al Don Cándido.
El plan no gusta a la CUP, que cree que conduce a la especulación y amenaza el comercio de la zona, ni a los vecinos del barrio del Segle XX.