Marc tiene 41 años y es consultor en transformación digital e Isabel, su pareja, 38 y trabaja como responsable de productos de moda. Tienen dos niñas pequeñas, de 2 y 5 años, y son vecinos de la urbanización de Cavall Bernat de Matadepera, donde residen desde hace seis. Ahora, aparte de trabajar y criar a sus hijas, también patrullan por el barrio para evitar posibles robos en casas. Lo hacen en respuesta a la oleada de este tipo de delitos que sufre el municipio desde hace unos meses ya que creen que el trabajo policial no es suficiente. La semana pasada, dice la pareja, hubo en la localidad cuatro asaltos a casas y dos tentativas después de unas semanas de cierta tranquilidad, certificando que el goteo continúa.
Marc e Isabel son dos de los 145 vecinos que forman parte del grupo de whatsapp "Sospechosos y patrullas", creado en la urbanización para montar comandos vecinales de vigilancia, que funcionan perfectamente organizados desde hace un par de meses. El barrio tiene dos grupos más también dedicados a los robos: "Propuestas y notificaciones" y "Alertas".
Los vecinos de Cavall Bernat son pioneros en Matadepera en montar patrullas, experiencia que se ha extendido a otros barrios de la localidad. Sus impulsores valoran la iniciativa de forma muy satisfactoria porque, aseguran, las patrullas "han evitado más de un atraco".
Urbanizaciones
Eso sí, dejan muy claro que no vienen a suplir el trabajo policial, del todo necesario y que está dando sus frutos, reconocen, y que las patrullas vecinales vienen a ser algo así como un complemento porque "aunque ha mejorado (el trabajo de la policía), seguimos sufriendo robos". "A finales del año pasado padecimos muchos robos en el barrio, en los alrededores de mi casa asaltaron hasta siete viviendas, y decidimos organizarnos montando las patrullas. Entonces bajaron los robos y los cacos se fueron a otras urbanizaciones, que decidieron seguir nuestro ejemplo", explica Marc.
Miércoles 27. Son las ocho de la tarde y un manto negro lo cubre todo. Quedamos en el parking del restaurante Cavall Bernat. Llegan en su coche Marc e Isabel y poco después Rosa Maria, de 59 años y prejubilada, otra de las vecinas a las que hoy le toca salir a patrullar. "Estamos convencidos de que lo que hacemos funciona. Si no fuese por las patrullas tendríamos más robos", suelta Rosa Maria, que vive en Cavall Bernat desde hace 21 años. A ella todavía no le han robado y a Marc e Isabel, que han aumentado las medidas de seguridad en su vivienda, tampoco. Y tocan madera. "Pero esta Navidades -matiza Marc- no pudimos ir a ningún sitio. Tuvimos que quedarnos todas las fiestas en casa. ¿Cómo nos íbamos a ir con esta situación insostenible que estamos padeciendo?".
"Lo hacemos por una cuestión de necesidad", afirma Isabel al referirse a las patrullas vecinales. "Queremos estar tranquilos y si la forma de conseguirlo es patrullando, pues lo hacemos", añade mientras Marc asiente. Rosa Maria apunta que la iniciativa no es gratuita. Y dispara: "El Ayuntamiento no ha tomado las medidas suficientes y por eso estamos como estamos. Y ahora que ha visto que se mueven los vecinos, él también se mueve, pero no se ha implicado lo suficiente". Marc e Isabel le dan la razón y despotrican también de la gestión municipal en torno a los robos en domicilios. "Hacer esto también es una forma de quejarnos", se reafirman.
"¿Nos vamos?", inquiere Marc y me subo a su coche. Isabel lo hace en el de Rosa Maria, que va sola. Suelen patrullar en pareja y en el grupo de whatsapp "Sospechosos y patrullas" se cuelgan las matrículas de los coches de cada turno -han llegado a patrullar hasta seis de forma simultánea- y se puede seguir la ruta que realizan a tiempo real. El vehículo de Marc, además, lleva un help flash (una luz intermitente en forma de sirena) en el techo. "Siempre intentamos llevar algo para identificarnos".
Vamos con las ventanillas bajadas "para poder escuchar" movimientos sospechosos, señala el vecino. Se oyen ladridos. "Los perros (de las casas) nos ayudan mucho", desvela. También va provisto de una linterna, que de vez en cuando enfoca a la maleza, a los torrente, "donde se suelen esconder los ladrones". ¿Y no tiene miedo? "No, porque no se enfrentan. Huyen. Si fuesen violentos no haríamos esto. Mi función no es enfrentarme a nadie, eso es cosa de la policía. Si patrullando vemos algo sospechoso, la llamamos de inmediato".
Marc ya ha realizado una decena de salidas. Le toca una vez cada semana y media aproximadamente. Un cuadrante en Excel lo especifica. Todo está perfectamente organizado, aunque Rosa Maria matiza que "hay vecinos que salen cada día, les toque o no les toque, y a cualquier hora". La logística de las patrullas ha ido mejorando con el paso de las semanas y también sus tareas de vigilancia. Al respecto, Marc dice autocrítico que "al principio comunicábamos a la policía algunas falsas alarmas. Eso lo hemos mejorado".
Franjas horarias
Las patrullas vecinales operan los siete días de la semana, principalmente en horario de tarde y hasta primera hora de la noche (cuando se concentra la mayoría de robos), aunque también están presentes en otras franjas horarias. Cada vez que salen -dos, tres, cuatro coches a la vez- se reparten el barrio por zonas y varían las rutas y los horarios en que las cubren. "La parte positiva de todo esto es que los vecinos nos estamos empezando a conocer", dice sonriente Marc. ¿Hasta cuando habrá patrullas? "Hasta que pueda estar tranquilo con mis niñas en casa, en vez de estar aquí haciendo esto; hasta que Matadepera vuelva a ser un balneario; hasta que pasen al menos dos meses sin un solo robo", enumera rotundo.
Pasamos por diferentes calles, poco o nada iluminadas, y algunos caminos sin asfaltar que no tienen salida y que desembocan en torrentes. No hay un alma. Marc saluda a las pocas personas con que nos cruzamos. "Somos de la patrulla vecinal", se presenta a un chico que hay dentro de un coche. "Estoy esperando a mi novia, que trabaja aquí", explica el joven en tono jovial, estacionado frente a la casa donde su chica hace de empleada doméstica. Dice que ha oído hablar de la oleada de robos en Matadepera y que la idea de las patrullas le parece genial. Su tío trabaja en Mossos y bromea con llamarlo si lo necesitamos. Nos vamos.
Matrícula
"Por suerte, patrullando no me he encontrado con ningún ladrón y he estado en dos robos después de producirse, junto con otros vecinos, y en uno de ellos con los Mossos. Aunque en los dos casos se llevaron cosas, fueron pocas porque al aparecer los vecinos huyeron y no tuvieron tiempo para mucho", explica Marc al volante.
Rosa Maria también tiene su anécdota: "Una vez un vecino nos alertó de que cuatro individuos habían saltado la valla de su casa. También llamó a los Mossos, que actuaron con mucha rapidez. Nos plantamos todos allí en un momento y los engancharon". Y se anima a contar una segunda: "Una vez vimos un coche sospechoso y nos pusimos detrás suyo. Empezó a acelerar como un loco y lo perdimos. Entonces avisamos a la policía y le dimos la matricula".
Patrullando nos encontramos con otro vecino, que no sabe muy bien de qué va la historia. Marc le hace un pequeño resumen y entonces cae en la cuenta de que su hijo está apuntado en el grupo de whatsapp que se ha creado en el barrio. "Llevo aquí 35 años y nunca me han robado", afirma orgulloso.
Un poco más adelante saludamos a un chico que sale de un coche y se dirige a la vivienda de enfrente. "Soy el hijo de Ferran", se identifica. Y explica que en casa han reforzado las medidas de seguridad, como ya han hecho muchos vecinos en los últimos meses. "Cuantos más seamos vigilando, mejor", aplaude el joven la iniciativa.
Faltan unos pocos minutos para que el reloj marque las nueve de la noche. A Marc todavía le queda una media hora de ronda. Luego ya podrá estar con sus niñas.
EL DATO
145
Son los residentes de Cavall Bernat que forman el grupo de whatsapp "Sospechosos y patrullas" para organizar la vigilancia vecinal.