Terrassa

Dijous Gras llena el Parc de Sant Jordi de leones, jirafas y payasos

Favorecida por un clima primaveral, la fiesta infantil de Dijous Gras, primer acto del Carnestoltes de Terrassa organizado por la Confraria Mascarada volvió a ser una mañana de alegría, diversión y ambiente de carnaval. Y este año, también de disfraces, que los propios niños (940, de seis escuelas distintas) se hicieron en los talleres que ofrecían las mesas instaladas en varias partes del Parc de Sant Jordi. Los más pequeños, hasta los 8 años, se convirtieron en jirafas, poniéndose plásticos de verde claro, y los de entre 8 y 10 años, de leones, vistiendo amarillo chillón y tiras de papel a modo de melena, con máscaras que ellos mismos se recortaron y pintaron. Los mayores, de 10 en adelante, se disfrazaron de payasos.

Cada mesa estaba especializada en un elemento del disfraz, incluso había una de pompones de animación. Ante la Masia Freixa, las alumnas de la Escola Vilamanyà pintaron muchas caras. En la plaza junto al anfiteatro, seis mesas enseñaban a crear un ingenioso sombrero de carnaval en base a dos vasos de plástico envueltos en papel.

No todo eran disfraces. Voluntaris Forestals de Terrassa tenían una mesa donde hacer su recortable y recoger la pulsera de Protección Civil, que es muy recomendable que los niños lleven en actos masivos, como las rúas de carnaval, por si se perdieran. Y en la primera hora, Crisspeta explicó cuentos e hizo animación para los más pequeños.

El cantante Carles Cuberes comenzó su actuación en la Era de la Masia Freixa a las once de la mañana, y veinte minutos más tarde anunciaba la llegada de los Emissaris del Carnestoltes. Este año, el Rey Carnestoltes son una pareja de Reyes, Boignestolves V y Bojavasonada, y el Emissari fueron Emissaris, un grupo de cinco. Subieron así al escenario tres personajes con indumentaria plateada, capa negra y máscara de larga nariz, y dos más con atavíos felinos. "Somos los enviados de la Reina y el Rey Carnestoltes, que nos han dicho que vengamos a traeros la magia del carnaval. La llevamos en una pócima", dijo uno de los plateados, y mostró un pequeño frasco con un líquido color liláceo. "Cuando lo bebemos, nos dan ganas de beber, bailar, y, sobre todo, de disfrazarnos."

Anuncio y un baile
Tras anunciar la llegada de los Reyes, el sábado, el personaje prguntó a los niños si les gustaba bailar. "Se me ocurre una idea. ¿Qué tal si le damos un poco de pócima mágica a una de las enviada de la Reina?". La plateada la bebió, y comenzó a bailar, sin música. A la segunda dosis, la emisaria habló, preguntó a los niños cómo estaban y si les gustaba bailar. La respuesta fue afirmativa, y "todo el mundo en pie, que vamos a hacer un par de pasos básicos". Una vez hechos, "¿qué tal si lo hacemos con música?". Y sonó una canción sobre los caramelos de azúcar que los niños, que llenaban la plaza a rebosar, parecían conocer y que bailaron con ganas y realmente entusiasmados. Tanto, que hubo muchas voces pidiendo "!otra, otra!" cuando acabó y los Emissaris dejaron el escenario.

"Nos despedimos de los Emissaris, que como siempre están ‘tocats del bolet’", retomó el micrófono Carles Cuberes. "Pero, ¿no habíamos quedado que el azúcar no es bueno? !Y yo aquí haciendo canciones sobre la fruta! Después de este momento surrealista, volvemos al surrealismo. Buscaros una pareja para bailar rock and roll".

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